Argentina se encuentra haciendo los ajustes finales de la obra de reversión de su Gasoducto Norte, una infraestructura que le permitirá transportar el gas natural producido en el yacimiento Vaca Muerta hacia las provincias del norte de su territorio, que hasta ahora eran abastecidas por Bolivia.
A través de un comunicado, la empresa estatal argentina Enarsa
informó que culminaron exitosamente la conexión de un tramo de 62 kilómetros
entre las localidades de Tío Pujio y Ferreyra, en la provincia de Córdoba. Eso se suma a otros 122 kilómetros que se habían terminado semanas atrás desde la localidad La Carlota, en la misma provincia.
Con estas obras, el Gasoducto Norte podrá conectarse al Gasoducto Centro-Oeste, de manera que el gas que viaja hacia el norte desde Vaca Muerta pueda alcanzar, a través del Gasoducto Norte, a las provincias de Córdoba, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Tucumán.
El analista remarcó que una de las principales consecuencias positivas de la obra es que
permitirá a Argentina "ahorrar divisas" al poder autoabastecerse de gas natural y no estar obligado a comprar en dólares el gas proveniente desde Bolivia,
un acuerdo que se había firmado en 2006 y que finalizó el 30 de septiembre después de 18 años.
Malinovsky destacó que, además de no tener que enviar dólares al exterior para comprar el gas, el recurso originado en Vaca Muerta resulta más económico para Argentina: "El gas importado desde Bolivia se compraba en entre 11 y 12 dólares el millón de BTU, el argentino cuesta cerca de 4 dólares por millón de BTU".
De
acuerdo con lo informado por Enarsa, el gas del sur argentino comenzará a llegar a las provincias del norte en marzo de 2025,
a razón de 19 MMm3/día (miles de millones de metros cúbicos al día). Hasta esa fecha, la empresa se encargará de la reversión de cuatro plantas compresoras que permitan completar la conexión.
Para Malinovsky, la obra permitirá "cambiar la matriz energética argentina" y consolidar la "soberanía energética" que Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas no convencional, le puede proveer al país. En ese marco, el gasoducto permite que Argentina deje tener un balance negativo en materia de divisas en el sector energético, dependiendo cada vez menos de la importación de gas natural.
Sin embargo, para el experto, la reversión del gasoducto podría llegar a tener un lado negativo, dependiendo de la estrategia que el Gobierno de Javier Milei le imprima a las nuevas posibilidades.
Malinovsky recordó, en ese sentido, que una de las nuevas posibilidades que abre la reversión del Gasoducto Norte es la exportación de gas a Brasil, valiéndose ahora de la infraestructura en suelo boliviano para que el gas argentino comience a llegar al estado brasileño de Sao Paulo. Para el analista, en ese intercambio puede haber un problema estratégico para la economía argentina.
En opinión de Malinovsky, esa posibilidad refleja uno de los verdaderos objetivos del Gobierno de Milei detrás de obras como la reversión del gasoducto, uno de los
pocos proyectos de infraestructura que el Gobierno no paralizó tras su asunción, el 10 de diciembre de 2023. En ese sentido, aseguró que para la gestión de Milei, lo importante es que el país funcione como "
exportador de materias primas" y no como un generador de valor agregado en la industria local.
Bajo la misma lógica, el Gasoducto Norte también es visto como una manera de alimentar a la industria minera que se ha instalado en las provincias del norte argentino, fundamentalmente en relación con la extracción de litio. "Se lleva el gas al norte porque hay una potencialidad de inversiones para que salgan nuestros minerales del país, pero sin la exigencia de que se explote y se le dé valor agregado", cuestionó el especialista.
Malinovsky rechazó, en relación a eso, que los cambios introducidos por el Gobierno de Milei a la normativa energética protejan a rajatabla los contratos de exportación firmados por las empresas, sin importar las vicisitudes del mercado energético local.
Así, sostuvo que la prioridad ya no será el mercado energético local y podrán concretarse exportaciones de energía aun cuando haya problemas en el abastecimiento interno. Lo mismo sucederá con la industria argentina, que según Malinovsky, puede no verse beneficiada con precios más bajos como consecuencia de estas obras.