El presidente argentino Javier Milei corre el riesgo de perder a un aliado fundamental de su administración. La relación con el exmandatario Mauricio Macri (2015-2019) —líder del PRO, partido que fungió como socio legislativo para la aprobación de medidas vitales para el Ejecutivo— amenaza con deteriorarse debido a las tensiones entre el Gobierno federal y la Ciudad de Buenos Aires (CABA), cuna del PRO y del armado político de Macri.
La disputa responde a dos temas centrales: la quita de subsidios al transporte público de la capital del país y el conflicto por fondos que el Estado nacional debe reembolsar a la Ciudad. Unilateralmente, el Ejecutivo decidió que entregaría al Gobierno porteño el manejo de 31 líneas de colectivos que circulan por la capital del país. De este modo, la Casa Rosada dejará de abonar los subsidios que aporta mensualmente, en medio del fuerte ajuste fiscal desplegado por Milei.
La decisión de transferir el costo a la Ciudad despertó el inmediato rechazo de Jorge Macri, intendente porteño y primo del expresidente, quien advirtió que sin los subsidios nacionales "las empresas van a colapsar o la tarifa va a aumentar". El argumento del distrito más rico del país apela a la inconstitucionalidad de traspaso de costos mediante un simple decreto.
La disputa entre el Gobierno de Macri y CABA en torno a quién se hace cargo del costo fiscal del subsidio al transporte esconde una de mucha mayor trascendencia. Según la Corte Suprema de Justicia, la Casa Rosada debe restituir a la Ciudad fondos de la coparticipación federal de impuestos que el expresidente Alberto Fernández (2019-2023) le quitó en 2020 para ofrecerlos al Gobierno de la provincia de Buenos Aires.
En aquel momento, Fernández quitó mediante un decreto el 60% de los fondos que recibía la capital del país, disminuyendo la cuota del 3,5% al 1,4% del total coparticipable. En diciembre de 2022, el máximo tribunal fijó provisionalmente que el porcentaje debía ser elevado al 2,95% y que la devolución del dinero debía realizarse diariamente, lo que no sucedió y derivó en una monumental deuda.
Si bien Javier Milei es de un signo político radicalmente opuesto al de su predecesor, el reclamo de la Ciudad continúa profundizándose. El propio expresidente Macri instó al actual Gobierno nacional a "cumplir con los fallos irrevocables dictados por la Corte Suprema", para así "cumpla la ley de la misma manera que la exige".
El alcance de las declaraciones de Macri es de primera magnitud. Hasta el momento, el fundador del PRO —que gobierna la Ciudad desde el 2007— había defendido de forma acérrima la gestión de Milei, ofreciendo al presidente los votos de su partido para la aprobación de pilares parlamentarios fundamentales para el Ejecutivo, tales como la emblemática ley ómnibus.
Además de la ley ómnibus, el PRO desempeñó un papel indispensable para que la Cámara de Diputados no rechazara el mega-Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), firmado por Milei en diciembre, el cual deroga y modifica centenares de leyes. Gracias a las presiones del partido, el Congreso no trató la medida, que se mantiene vigente desde su publicación.
Sin embargo, los últimos movimientos del expresidente exhiben un tenor que dista de aquel respaldo inicial. Prueba cabal del cambio de alineamiento fue el apoyo del PRO al proyecto de ley que ordenó a la Casa Rosada aumentar las jubilaciones tras una drástica licuación impulsada por el Ejecutivo en pos del ajuste fiscal. Paradójicamente, el mismo espacio decidió, horas más tarde, pronunciarse a favor de que Milei vetara la misma ley que impulsaron.
¿Ruptura definitiva?
"El tema central no es la discusión entre la Nación y la Ciudad de Buenos Aires, sino lo que subyace: el declive del PRO en términos de una crisis de identidad. Como sucedió con las derechas tradicionales en el resto del mundo, Milei terminó absorbiendo al electorado de Macri, y desató una crisis en ese partido", dijo a Sputnik Roberto Bacman, analista político y director del Centro de Estudios de Opinión Pública.
Según el experto, la consolidación del oficialismo y su avance sobre el PRO "es el motivo central de las tensiones que vemos entre Milei y Macri. Por eso, el expresidente necesita que el Gobierno tenga conflictos internos, para que no logre robustecerse".
"Macri necesita hacer su propio juego. Para proteger su figura, apuesta a no mostrarse como un aliado incondicional del Ejecutivo. Al igual que Cristina Fernández de Kirchner, se trata de un expresidente que no se resigna a ser corrido del tablero político", apuntó el consultor.
El rol de la vicepresidenta
Las tensiones entre ambos dirigentes arriban en un contexto signado por el vendaval de disputas al interior del Gobierno. La expulsión de un senador y de una diputada del oficialismo expusieron el conflicto a cielo abierto que impera en La Libertad Avanza.
En el centro de las miradas emerge la figura de la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien despotricó abiertamente contra iniciativas estratégicas del Gobierno, tales como la designación de un juez para integrar la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Consultado al respecto, Bacman consideró que "Victoria Villarruel representa una derecha popular, más allegada a los sectores militares y nacionalistas que Milei. Si bien la coalición gobernante tiene una clara afinidad ideológica, existen diferencias de peso que redundan en el ascenso de la vicepresidente como figura importante".
"No debería sorprender que Macri apostara a consolidar a Villarruel dentro del Gobierno, para así profundizar las internas existentes y dificultar la consolidación de La Libertad Avanza como un partido capaz de opacar el lugar que históricamente ocupó el PRO", afirmó el analista.
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