"La Revolución de la Tortilla": el hecho que inspiró a los migrantes de Chicago
23:30 GMT, 23 de febrero 2024
Ricardo Perez
Corresponsal en México
"Es el Maltrato, no es El Milagro" fue la consigna que un grupo de trabajadores —la mayoría migrantes— gritó frente a la planta de la compañía El Milagro, que se dedica a hacer tortillas. Las protestas, ocurridas en la ciudad de Chicago en plena pandemia de COVID-19, sentaron una base para la actual causa laboral migrante de origen latino.
Lea en SputnikEl coronavirus había sido especialmente despiadado con los trabajadores de El Milagro, una compañía fundada por el mexicano Raúl López en la década de 1950 y que se ha convertido en la principal fabricante de tortillas de harina de maíz en la zona de Chicago, un producto especialmente preciado por la amplia comunidad mexicana en esta urbe industrial ubicada en los márgenes del lago Michigan.
Un total de 85 trabajadores de El Milagro enfermaron y cinco de ellos fallecieron por
COVID-19 en medio de condiciones que, según la denuncia de los trabajadores, no eran adecuadas para evitar los contagios.
"La pandemia detonó todo", cuenta Jorge Mújica, un activista mexicano, sindicalista y asesor laboral en el Centro de Trabajadores de Arise Chicago, organización fundada hace 30 años por religiosos que brinda apoyo a la comunidad migrante en esta ciudad de 2,7 millones de habitantes.
Mújica, quien estuvo en el epicentro de lo que ha sido conocido en Chicago como La Revolución de la Tortilla, afirma en entrevista con Sputnik que uno de los trabajadores fallecidos había tenido un altercado con uno de los jefes en El Milagro, quien lo habría obligado a retirarse el cubrebocas en el centro de trabajo con el argumento de que los empleados debían estar debidamente uniformados y que la mascarilla no era parte del uniforme. "Nadie podía usar mascarilla", cuenta Mújica.
Un cúmulo de abusos
Las muertes por COVID-19 se sumaron a una serie de inconformidades por las condiciones de trabajo en El Milagro, una empresa con ganancias de unos 500 millones de dólares anuales y que cuenta con seis plantas y tres restaurantes en Chicago, Texas y Georgia, que emplea a unas 500 personas y que, a mediados del año pasado, la Junta Nacional Laboral del Gobierno federal de Estados Unidos le abrió un expediente por una serie de violaciones a la legislación laboral del país norteamericano.
Laura Garza, directora del Centro de Trabajadores de Arise, afirma en entrevista con Sputnik que algunos de los trabajadores trabajaban siete días a la semana, sin días de descanso y tampoco se respetaban las bajas por enfermedad emitidas por centros de salud certificados.
La gota que terminó por derramar el vaso y provocar las protestas de los trabajadores fue la contratación de nuevo personal, con salarios de hasta 16 dólares por hora, 85 centavos más que lo que ganaban empleados que llevaban décadas laborando en la compañía fabricante de tortillas, que tenían un salario de 15 dólares con 15 centavos.
Acoso sexual, bajos salarios, malas condiciones sanitarias...
Los abusos eran de todo tipo. Mújica señala, por ejemplo, que uno de los trabajadores, cuya labor diaria era cargar sobre sus hombros costales de cal de 20 kilogramos —ingrediente necesario para la fabricación de tortillas— terminó gravemente enfermo de sus pulmones por haber aspirado durante años las nubes de cal, sin ningún tipo de protección.
Los trabajadores, además, eran obligados a comprar y lavar en sus casas sus propios uniformes. Muchos padecieron problemas en la espalda por mantener la misma posición corporal durante horas, entre otras condiciones de trabajo contrarias a la legislación laboral.
También surgieron denuncias por hostigamiento sexual a las trabajadoras, por los bajos salarios en general, por la falta de ventiladores o aire acondicionado en zonas de altas temperaturas, y en general por las condiciones de trabajo precarias en la planta de La Villita.
En junio de 2021, trabajadores de la cadena de restaurantes Portillo, otra empresa afianzada en Chicago, se fueron a huelga también en protesta por las condiciones de trabajo y los bajos salarios.
Esta huelga, dice Mújica, fue inspiradora para los trabajadores de El Milagro que salieron a las calles de Chicago para protestar, organizaron un paro de labores y decenas de actos públicos y conferencias de prensa para presionar a la compañía tortillera.
En 2020 y 2021, la escasez de tortillas por la falta de personal fue notoria entre la comunidad migrante mexicana en Chicago, donde cerca de
600.000 personas se identifican como mexicanos, según el
censo de 2020, y los trabajadores aprovecharon la fama de las tortillas de El Milagro para difundir sus demandas. Noticias sobre las protestas llegaron a periódicos y televisoras locales y nacionales.
"Mi vida importa"
Para Mújica, la protesta de los trabajadores de El Milagro tiene un doble mérito. Cuando iniciaron la Revolución de la Tortilla, muchos de ellos eran trabajadores migrantes que no tenían autorización para trabajar en Estados Unidos.
"Típicamente a cualquier trabajador, de cualquier nacionalidad, de cualquier grupo étnico, le da miedo enfrentarse al patrón, o sea, típicamente no nos enfrentamos al patrón. Nos da miedo perder el trabajo", explica el activista de Arise.
"Pero para el trabajador migrante es todavía más difícil enfrentarse al patrón, porque ahí está la espada de Damocles, ahí está la amenaza interna de: 'No tengo documentos y, entonces, si me enfrento al patrón, no solamente pierdo mi trabajo, sino que habrá represalias en mi contra y hasta podrían deportarme'. Ese es el miedo permanente", afirma Mújica.
“El trabajador migrante tiende a no meterse en problemas, pero la pandemia le abrió los ojos a muchísima gente", sostiene el sindicalista mexicano, quien acompañó a los trabajadores de El Milagro desde el inicio de sus protestas y los ha asesorado tanto en las demandas por mejores condiciones de trabajo, como en su intento por afiliarse a un sindicato.
"Ha habido un cambio en la percepción del trabajador de que mi vida importa", dice Mújica. "No solo soy importante para la economía, sino que mi vida importa y, si soy tan importante para la economía, entonces quiero que me traten bien, que me traten con respeto. Yo creo que eso sucedió de 2020 al 2023".
Indocumentados: doble mérito
De acuerdo con un estudio del Centro de Investigación Pew,
publicado en noviembre pasado, la
población migrante no autorizada en Estados Unidos alcanzó los
10,5 millones en 2021. De ellos,
7,8 millones estaban integrados en el mercado laboral en distintos sectores.
El país de nacimiento más común de los inmigrantes no autorizados en Estados Unidos es México. Sin embargo, esos mexicanos se redujeron en 900.000 personas de 2017 a 2021, hasta los 4,1 millones, de acuerdo con los datos del Centro Pew.
Según esta investigación, Illinois es unos de los seis estados de Estados Unidos con mayor número de migrantes no autorizados, con casi 400.000 personas sin documentos viviendo en el estado del norte del país.
De acuerdo con Lara Garza, solo un 6% de los trabajadores migrantes en Estados Unidos están sindicalizados. "Es muy triste decirlo, pero es la realidad", dice la activista de Arise.
"La mayoría de los trabajadores en este país no tienen sindicatos en la industria privada, la mayoría no tienen un apoyo a donde puedan ir a poner sus quejas o demandar buenos salarios", afirma.
La situación es más grave en los sectores industriales que emplean a trabajadores migrantes como la construcción, la agricultura, la hotelería o la industria alimenticia, donde también hay más abusos y violaciones a la legislación laboral, con jornadas laborales extenuantes, bajos salarios y condiciones precarias.
Un ejemplo cunde en los Grandes Lagos
Para Mújica, el movimiento de protesta de los trabajadores de El Milagro ha sido un ejemplo para todos los trabajadores en la zona de Chicago, incluyendo a los de la cadena de restaurantes Portillos, quienes aseguran que la lucha de los fabricantes de tortilla los inspiró para ellos mismos emprender una batalla para buscar afiliarse a un sindicato.
Los trabajadores de El Milagro han logrado hasta ahora aumentos significativos. En Estados Unidos, el salario aumenta entre 2 y 3% cada año y es raro ver aumentos de más del 3%, pero los trabajadores de El Milagro consiguieron 8%, 10% y hasta 15% de aumento salarial, dependiendo de su antigüedad o su categoría dentro del trabajo de planificación.
Otros trabajadores consiguieron permisos temporales de trabajo bajo una acción diferida que el Gobierno federal de Estados Unidos empezó a otorgar a mediados de 2022 a empleados que logren comprobar que están en un conflicto laboral.
Para enero de 2024, más de 300 trabajadores de El Milagro han aplicado por su permiso de trabajo y más de 200 de ellos ya tienen sus permisos y todavía están muy activos con sus campañas para mejorar las condiciones laborales, dice Laura Garza en entrevista con Sputnik.
El movimiento migrante y el movimiento laboral están bien juntos, tight to the hip, como se dice en inglés, afirma Garza. "Los trabajadores pueden ahora tener un permiso de trabajo si están en un conflicto laboral y estamos haciendo mucho trabajo en eso".
"Fue un gran triunfo, pero eso no detuvo la lucha", agrega Mújica, quien continúa acompañando a los trabajadores de El Milagro en sus intentos por afiliarse a un sindicato y por lograr mejores condiciones de trabajo.
"El sindicato son ustedes"
Según Garza, la clave para sostener este activismo es que los trabajadores se mantengan unidos y se organicen para mejorar sus condiciones. "Incluso a los trabajadores que tienen sindicatos y que piensan que el sindicato es el presidente del sindicato, yo les digo: '¡El sindicato son ustedes!'".
"Se tienen que seguir organizando, aprendiendo sus derechos y perder ese miedo que tienen porque ya se está viendo aquí en Chicago, con las campañas que hemos hecho los últimos años y con los trabajadores de El Milagro, que no tienen ese miedo de decir: 'sí somos indocumentados. Nos estamos organizando y queremos cambios en nuestros trabajos, ya fue mucho el abuso', pero la clave es que los trabajadores sigan organizados y pierdan ese miedo", dice.
"Siempre les decimos: si vinieron a este país, cruzaron fronteras, tuvieron tantos obstáculos, ya están aquí, qué más no luchar para un futuro para sus familias y muchos de nosotros venimos aquí para para trabajar, no venimos para otra cosa", concluye.
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