En el artículo, titulado "El desastre fronterizo de Biden está perjudicando a Ucrania", el medio estadounidense argumenta que el mandatario norteamericano, permitiendo que durante su Gobierno se haya generado la peor crisis fronteriza de la historia de EEUU, ha perjudicado a Ucrania, país que dice defender, ya que sus críticos afirman con razón que le ha dedicado más dinero y esfuerzo a ese conflicto ajeno que a resolver los flujos migratorios que amenazan el orden y la seguridad de su país.
Este
fracaso en la política migratoria de Joe Biden ha provocado que la Casa Blanca deba ahora retroceder y enfriar su apoyo económico y político a Kiev, al haberse vuelto
el tema un lastre electoral para esta Administración, que se encuentra enfocada en obtener la reelección en los comicios presidenciales del 2024, estima el
Washington Post.
Vale recordar que el Partido Republicano, incluyendo al propio expresidente y actual favorito para la nominación del 2024, Donald Trump, ha criticado duramente a Biden por elegir la continuidad del envío de fondos a Kiev en lugar de empujar a su par ucraniano, Volodímir Zelenski, a negociar con Rusia o destinar ese dinero para resolver problemáticas internas, como
la crisis del fentanilo o la explosión de migración ilegal en la frontera con México."A medida que la frontera se sale de control, el apoyo del Partido Republicano a Ucrania está disminuyendo. La semana pasada, 117 republicanos de la Cámara de Representantes votaron en contra de un proyecto de ley de ayuda suplementaria a Ucrania, más de la mitad de la conferencia republicana", indicó la publicación periodística.
"Esto incluye a 51 que cambiaron sus votos respecto a julio, cuando dos tercios de los republicanos de la Cámara votaron en contra de la enmienda del representante Matt Gaetz, que prohíbe la asistencia de seguridad a Ucrania. Y la semana pasada los republicanos del Senado
se negaron a incluir la
financiación de Ucrania en la resolución continua para mantener abierto el gobierno", apunta el análisis del
Washington Post.
El repentino endurecimiento de la política migratoria desde la Administración Biden, que incluye
la ampliación de 32 kilómetros de cerco al sur de Texas, en la frontera con México, y la reanudación de la expulsión de migrantes venezolanos, es parte de una nueva estrategia electorera.
Biden busca persuadir a los votantes —en un contexto en el que su popularidad
está en mínimos históricos y en que el apoyo entre la ciudadanía a seguir enviando fondos de EEUU a Kiev se encuentra en los números más bajos desde el comienzo del conflicto— de que su Administración también se preocupa por cuestiones internas y no solo por
el proyecto de expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y su complejo militar e industrial.