En abril, los organizadores del torneo de Grand Slam —All England's Club— tomaron la decisión de excluir a todos los jugadores rusos y bielorrusos. Esto significó que no podrían participar en la competición un total de 16 tenistas de los 100 mejores del mundo, entre los cuales estaban la raqueta número uno del tenis masculino Daniil Medvédev y la número seis del tenis femenino, la bielorrusa Aryna Sabalenka.
Tal y como lo comunicaron desde el torneo, esto se hizo con el fin de que no se pudiera usar el potencial éxito de los tenistas rusos para promocionar al país euroasiático. Una de las razones de ello es que normalmente miembros de la familia real entregan los trofeos, y no sería beneficioso para el Reino Unido que hubiera fotos de los jugadores rusos o bielorrusos recibiendo la copa de las manos de Kate Middleton.
Sin embargo, la decisión del All England's Club ha tenido repercusiones muy graves para el propio torneo y el tenis británico en general. En este artículo analizaremos algunas de estas consecuencias negativas.
Una rusa gana el torneo sin rusos
Este año, en la categoría individual femenina ganó la moscovita Elena Rybakina que actualmente juega bajo la bandera de Kazajistán. Prácticamente toda su vida Elena vivió y se entrenó en Rusia, pero en 2018 se trasladó a Kazajistán porque no había espacio para ella en la plantilla principal de la selección rusa.
La duquesa de Cambridge, Kate Middleton, entrega el trofeo Venus Rosewater Dish a la kazaja Elena Rybakina tras ganar el partido de tenis de la final individual femenina contra la tunecina Ons Jabeur del Campeonato de Wimbledon 2022
© AP Photo / Alastair Grant
De hecho, actualmente ella sigue pasando gran parte de su tiempo en Moscú. Por lo cual, se puede decir con un gran grado de confianza que una jugadora rusa ganó el torneo donde se les había prohibido la entrada a los rusos.
El n.º 1 garantizado para Medvédev
Cuando Wimbledon anunció su decisión de cerrar las puertas a los jugadores rusos, Daniil Medvédev aún ocupaba la segunda posición en el ranking de la ATP. En las semanas que siguieron logró hacerse con la posición de la primera raqueta del mundo.
No obstante, podría haberla perdido de haber participado en Wimbledon. Y es que los torneos de Grand Slam otorgan 2.000 puntos del ranking, y un número menor de puntos lo separa de los siguientes tres jugadores. Esto significa que de haber rendido peor que Rafael Nadal, Novak Djokovic o Alexander Zverev, habría perdido su posición.
Sin embargo, como respuesta a la decisión unilateral del All England's Club, que va en contra de las reglas de la Asociación de Tenistas Profesionales, esta última retiró los puntos otorgados por este torneo. Cabe destacar, que la asociación femenina, la WTA, hizo lo mismo.
De tal modo, esencialmente Wimbledon se había convertido en un torneo de exhibición, donde los jugadores solo se ganarían el premio y el trofeo, pues los resultados en este Grand Slam dejarían de afectar al ranking.
Así, Medvédev pudo mantener su liderazgo mundial sin ni siquiera empuñar la raqueta durante las últimas dos semanas.
Un gran impacto sobre los torneos del Reino Unido
Una noticia que pasó desapercibida para muchos fue el hecho de que la asociación de tenis sobre césped (Lawn Tennis Association; LTA) tomó una decisión similar. Esto significa que a los tenistas rusos y bielorrusos se les cerraron las puertas a los demás torneos sobre el césped celebrados en el Reino Unido.
Al mismo tiempo, esta solución ha acarreado las mismas sanciones por parte de la ATP: anular los puntos ganados por los demás jugadores en estos torneos, lo que en esencia los ha convertido a todos en eventos de exhibición sin un valor real a la hora de mejorar la posición en la clasificación mundial.
Aparte de esto, la WTA multó a las organizaciones británicas por la suma de un millón de dólares por no permitir que las jugadoras rusas participen en los torneos británicos.
Los que siguen de cerca este deporte saben que las consecuencias para el tenis británico son mucho más graves que las meras pérdidas reputacionales y financieras.
La primera de estas consecuencias fue que a falta de la posibilidad de ganar puntos para la clasificación de la ATP, muchos jugadores optaron por los torneos pre-Wimbledon celebrados en otros países. De hecho, esta migración de jugadores se pudo observar con las plantillas de los torneos que se llevaron a cabo simultáneamente.
Primero fueron los torneos de Londres y de Halle (Alemania). A pesar de ofrecer el mismo premio en metálico, el torneo británico solo atrajo a un jugador del top 10, Casper Ruud. Mientras tanto, en el torneo de Halle estuvieron presentes cuatro de los diez mejores tenistas del mundo.
Luego coincidieron los torneos de Mallorca y Eastbourne. En el primero estuvieron presentes dos tenistas de entre los 10 mejores, y no hubo ninguno en el segundo. Igual que antes, los dos torneos ofrecían un premio en metálico similar.
Con ello cabe destacar que estas diferencias tuvieron lugar a pesar de que históricamente los tenistas prefieren participar en los torneos sobre hierba en el Reino Unido, pues así de cara al principal evento sobre esta superficie tienen que viajar menos y así se ahorran tiempo, dinero y fuerzas.
Todo esto, a su vez, afecta al número de espectadores que compran los billetes, pues como es lógico, cuantas más estrellas del tenis mundial participen en el torneo, más personas estarán motivadas para pagar y viajar. Sin embargo, si llegan menos personas, hay menos ingresos, lo cual pone al torneo en una posición complicada.
Basta con ver lo que le ocurrió al abierto de Nueva York que no pudo sobrevivir debido a una baja asistencia de espectadores, lo cual abrió un círculo vicioso del menor número de jugadores que querían participar, lo cual llevaba a incluso menos público y menos ingresos.
Esto podría no tener unos efectos tan pronunciados en el propio Wimbledon, pero podrían sufrir más los torneos que no gozan de semejante estatus.
Un gran impacto sobre los tenistas del Reino Unido
Aunque estamos acostumbrados a ver solo a varias docenas de los mejores tenistas del mundo, que ganan cientos de miles de dólares, la vasta mayoría de tenistas no tienen una vida tan glamurosa y dependen mucho de los torneos locales para avanzar en sus carreras.
Para muchos de ellos, los costes de una carrera profesional en el deporte superan con creces las ganancias, razón por la cual tienen que planificar con mucho detenimiento sus gastos para participar en los torneos que se encuentran lejos de su país e incluso ciudad.
A esto se le debe sumar el hecho de que normalmente en los torneos se les da prioridad a los tenistas locales a la hora de conceder espacios adicionales que no se otorgan automáticamente a los demás tenistas basándose en su ranking. Esto incluye tanto las etapas clasificatorias adicionales como los llamados Wild Cards.
De tal modo, dichos torneos son en muchos casos una enorme oportunidad para estos tenistas de ganar más puntos de la clasificación de la ATP, que a su vez les da mejores oportunidades en otros torneos. Además, al no tener estas oportunidades en los torneos de otros países, para los tenistas de menos renombre los grandes torneos locales son también una gran oportunidad para generar unos ingresos por encima de su norma.
De hecho, los premios en los torneos más grandes pueden ser tan altos que incluso por perder en la primera ronda del cuadro principal pueden ganar más de lo que recibirían por levantar el trofeo en un torneo de categoría más baja.
Pero al generar menos ingresos, los torneos podrían acabar ofreciendo menores premios en metálico el año siguiente, especialmente si la prohibición de los jugadores rusos se mantiene en pie. Esto supondría un gran golpe para los jugadores locales para quienes los grandes torneos locales son la principal fuente de ingresos y la mejor oportunidad de ganar puntos de clasificación.
El efecto mariposa de las sanciones
Todo lo expuesto representa solo una fracción de los efectos negativos que podría tener la prohibición a que participen los jugadores rusos en los torneos en el Reino Unido. Aquí también podríamos mencionar una menor contribución tributaria causada por unos ingresos menores, menos ganancias por vender los derechos de transmisión, etc.
Los daños reputacionales son difíciles de cuantificar, pero basta con decir que es la primera vez en la historia de la ATP, que comenzó su existencia hace 49 años, que los dos mejores jugadores del mundo no participaron en el torneo (el número dos, Alexander Zvérev está lesionado).
También se debe tener en cuenta que en caso de que la situación siga así en 2023, los demás jugadores podrían boicotear el torneo, como ya ocurrió en 1973. Aquel año, los británicos suspendieron la participación del tenista yugoslavo Nikola Pilic. Como respuesta a ello, 81 jugadores, incluidos 13 de los 16 mejores del mundo, boicotearon la competencia.
Por lo cual, es difícil predecir el resultado final de esta prohibición, pero una cosa está clara: las sanciones tienden a volver como un búmeran, que en muchos casos golpea incluso más fuerte al que lo tiró en primer lugar.