Luego de que el 24 de febrero el presidente de Rusia, Vladímir Putin, decidiera articular operaciones militares en el Donbás, región que alberga a las autoproclamadas repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk, reconocidas por Moscú, la OTAN ha escalado sus acusaciones contra Rusia y anunciado sanciones para su Gobierno.
Sin embargo, quienes han incumplido los acuerdos de paz entre Rusia y la OTAN son las potencias occidentales, lo que ha obligado a Putin a buscar un equilibrio militar en la defensa de sus fronteras, asegura el historiador mexicano Christian Nader en entrevista con Sputnik.
"Quienes empiezan a romper todos los acuerdos realizados y llevados a cabo con la Federación Rusa, incluso previamente, en tiempos soviéticos, son los Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, que es su apéndice", asevera el especialista.
"Desde el periodo de [Donald] Trump comienzan a romperse incluso los famosos acuerdos misilísticos, que trataban no nada más de reflejar la seguridad en la zona fronteriza entre los dos bloques desde tiempos soviéticos, sino también ya en el periodo de la Federación Rusa", advierte Nader.
No obstante, Washington ha desplegado desde 2014, año en que se suscribieron los Acuerdos de Minsk, una retórica de guerra que busca posicionar a Rusia como la potencia invasora en el conflicto político y territorial, estima el historiador.
"Recordemos que la propaganda en estos momentos en contra de la Federación rusa se encuentra a tope por parte de todos los servicios de inteligencia y los mismos conglomerados mediáticos occidentales, que quieren colocar a Rusia como el agresor, a pesar de que ellos son quienes empoderan, concretamente hablando del caso ucraniano a partir del golpe de 2014, a una junta militarista", señala Nader.
Esa estrategia orquestada por Occidente a través de Ucrania, dice el experto, tiene la única misión de provocar a la población en Donetsk y Lugansk, y de colocar la militarización en las fronteras inmediatas a la Federación Rusa.
Así, la retórica contra Moscú, vaticina Nader, continuará aseverando que es Rusia quien ha roto todos los acuerdos, cuando la OTAN ha utilizado desde hace ocho años a Kiev para provocar conatos de broncas, entrampar a Rusia en su protección del Donbás y proyectarlo en el diálogo internacional como el agresor.
Zelenski, el instrumento para provocar
Antes del 24 de febrero, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, se mostraba muy seguro de que contaría con el apoyo militar de las potencias occidentales ante una posible escalada del conflicto con Rusia, sin embargo, cada vez queda más exhibida su posición de debilidad, considera Nader.
"Este sujeto, que previamente era un comediante de la televisión, es colocado justamente por las críticas que comienzan a llover a la junta militar ucraniana golpista a partir de 2014 por utilizar batallones neonazis", acusa el especialista consultado.
Tanto su antecesor en el cargo, Petró Poroshenko, como Zelenski, han sido utilizados por la OTAN como títeres al frente de Ucrania para paramilitarizar y militarizar las fronteras occidentales de Rusia, señala el historiador.
"Hace tres días Zelenski estaba muy seguro de que lo iban a apoyar y lo hemos visto peregrinando, prácticamente mendigando ayuda por parte de la OTAN. Su papel era justamente de provocador en contra de la Federación Rusa, Washington quería llegar a este escenario, por eso pisotean constantemente los Acuerdos de Minsk desde hace ocho años", valora.
"Prácticamente Ucrania es un desastre, controlada por los grandes oligarcas. El objetivo de la OTAN fue entrampar a la Federación Rusa, por eso agreden sin reparo y matan a 15.000 personas en Donetsk y Lugansk para llegar a este punto, para atraer a Rusia, y por supuesto al Kremlin no le quedaba otra solución, esperando ocho años de diplomacia fallida", dice.
A pesar de que Zelenski contaba con el respaldo atlantista, observa Nader, lo único que van a instrumentar son agresiones económicas, mientras Ucrania se ha visto prácticamente avasallada por la incursión rusa en su territorio, con lo que, asevera, el Kremlin pretende desnazificar el territorio.
Ucrania, ¿miembro de la OTAN?
Más que una posible incorporación de Ucrania a la OTAN, al país le espera una reconstrucción en términos que le brinden seguridad a Rusia, asegura Nader.
No obstante, la propaganda occidental colocará a Ucrania como víctima, "por eso nunca se reflejan los hechos acontecidos en los últimos ocho años en contra de Donetsk y Lugansk", declara el especialista mexicano.
En tanto, países aledaños como Rumania, Polonia y Hungría buscarán reclamar territorio ucraniano occidental que les perteneció en el pasado.
"Ahora veremos cómo la rapiña atlantista se siembra sobre Ucrania y esto va a llevar aún más a la decepción de Volodímir Zelenski", considera.
La paradoja de la paz armada
Acerca de la llamada paz armada, Nader considera que se trata de una estrategia de Putin para colocar a Rusia en igualdad de condiciones en un escenario que perfilaba dotar a Ucrania de ojivas nucleares con las que podría atacar a Moscú.
Desde 1991, tras la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), señala, la OTAN comenzó un juego expansionista que ha posicionado a Rusia en condiciones defensivas durante 30 años.
"Si tú bajas la guardia frente a un agresor, obviamente te van a avasallar. Simplemente lo que estás haciendo, incluso sin atacar el territorio de los atlantistas, es asegurar tus fronteras, militarizar la frontera inmediata, que serían las naciones independientes de Donetsk y Lugansk", apunta Nader.
25 de febrero 2022, 23:37 GMT
"Y prácticamente estar asegurando una paz que se debe justamente a la igualdad en condiciones militares, a eso se refiere la paz armada", describe.
Sin embargo, esta vía de piso parejo militar no le interesa a Washington, acusa el especialista consultado, sino que busca abrir nuevos frentes contra Rusia en nuevos contextos no limitados a la frontera con Ucrania, como mediante Asia Central o el Báltico.
"Lo que intentan hacer es crear un cerco y justamente lo que hace Vladímir Putin es hacer que ese cerco retroceda mediante la intervención en las naciones soberanas de Donetsk y Lugansk, con la petición de los gobiernos legítimos de esas repúblicas, y asegurar que Washington no pueda entrometerse en las fronteras rusas", analiza.
El llamado de Putin a las milicias ucranianas
El presidente ruso ha llamado a las fuerzas armadas ucranianas a hacerse del poder para evitar ser utilizadas por intereses neonazis, una postura que toma en consideración el conocimiento de los servicios de inteligencia rusos sobre las contradicciones entre la población ucraniana, además de la influencia de las raíces rusas, estima Nader.
Entre Ucrania y Rusia hay una cercanía étnica, lingüística, histórica y cultural considerable, apunta, además de que el ejército no es homogéneo en sus intereses.
"Dentro de la cúpula militar ucraniana hay divisiones y hay cismas, por supuesto no toda la cúpula ucraniana está militarizada", señala Nader, además de recordar que hay generales de edad que ostentan vínculos complejos con Moscú a razón del común pasado soviético.
"No todas las fuerzas ucranianas están radicalizadas a la extrema derecha ni son fieles a la OTAN, eso creo que es una idea que Washington ha querido sembrar", valora.
Además, no sólo entre los sectores ucranianos que se consideran rusos, sino en la propia Kiev hay comunidades que se sienten agraviadas por el gobierno desde 2014, califica el especialista.
Guerra de desgaste en Siria, Afganistán y nuevos frentes
Según Nader, la Casa Blanca ha llegado al extremo de proponer a Rusia retirarse de Ucrania a cambio de que el Kremlin haga lo mismo en Siria, donde Moscú ingresó al conflicto armado por solicitud del Gobierno de Damasco en 2015, lo que modificó el equilibrio de fuerzas.
"Washington, concretamente con Obama, pero ya muy recrudecido en el periodo de Biden, lo que intenta hacer es abrir múltiples frentes y hacer guerras de desgaste en contra de la Federación rusa, pero en contra de su aliado más próximo, que es la República Popular de China", aborda.
No es posible vaticinar si habrá una confrontación militar directa entre Estados Unidos y Rusia, reconoce Nader. Sin embargo, dice, sí se perfilan conflictos subvencionados, apoyos de la Casa Blanca a fuerzas paramilitares y movimientos bajo banderas falsas, entre otras maniobras.
"Es una guerra en la que Washington está poniendo prácticamente toda su energía y millones de dólares en la industria militar para entrampar, en primer lugar, a Rusia y posteriormente a la República Popular China, porque este plan es en contra de las dos súper potencias que han hecho una mancuerna que Washington no ha podido superar", declara.