Lejanos en el tiempo y en la magnitud alegórica, ambas tapias acotan un período histórico marcado por la proliferación de tales barreras geopolíticas.
Las estadísticas de los separadores fronterizos parecen incapaces de ponerse de acuerdo, pero las más contaban seis muros al momento de la desaparición del que separaba capitalismo de socialismo en suelo alemán y 10 veces más en la actualidad.
En noviembre de 2020, el Transnational Institute (TNI), un centro internacional de estudios de políticas progresistas con sede en Ámsterdam, estimó que 60,98% de la población mundial vivía en un país que ha construido uno de estos muros en sus fronteras, según lo constataba el informe "Mundo amurallado, hacia el Apartheid Global" co-publicado por el Centre Delàs d"Estudis per la Pau, el Transnational Institute, Stop Wapenhandel y la campaña Stop the Wall.
Promesa cumplida
El 27 de febrero del 2021, en su primera rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional (parlamento), el presidente dominicano, Luis Abinader, sorprendió con el anuncio de la construcción "en la línea divisoria entre República Dominicana y Haití de una doble verja perimetral".
En esa ocasión, el mandatario anticipó que la construcción del cercado divisorio en un plazo de dos años supondría "poner fin a los graves problemas de inmigración ilegal, narcotráfico y tránsito de vehículos robados que padecemos desde hace años y lograr la protección de nuestra integridad territorial que llevamos buscando desde nuestra independencia".
Menos de un año después, el domingo 20 de enero, el jefe de Estado quisqueyano accionó el botón de la concretera que vertió el primer chorro de hormigón de la obra prometida.
La pared dominico-haitiana
En su primera etapa, el muro inteligente (en hormigón armado y estructura metálica) de 3,9 metros de altura tendrá una longitud de 54 kilómetros, igual distancia de caminos para vigilancia y mantenimiento a ambos lados más 19 torres de vigilancia y control, 10 y puertas de acceso para patrullaje.
El presidente Abinader explicó que será erigido por tramos, ubicados en las zonas más pobladas y sensibles de la línea fronteriza.
La llamada Verja Fronteriza Inteligente incluirá una doble reja perimetral en los tramos más conflictivos y una simple en el resto, además de sensores de movimiento, cámaras de reconocimiento facial, radares y sistemas de rayos infrarrojos.
La construcción comenzará al unísono en seis frentes ubicados en las cinco provincias fronterizas.
El proyecto de la primera fase debe estar listo en nueve meses y su costo superará los 1.750 millones de pesos dominicanos (unos 29.750.000 dólares).
Para el segundo de 2022 está prevista la licitación de la segunda etapa, que abarcará otros 110 kilómetros, y cuya construcción se pondrá en marcha tan pronto concluya la primera fase.
La frontera entre los dos países antillanos surgió tras el reparto de la isla La Española mediante tratados de paz firmados entre España y Francia para dirimir sus diferencias territoriales en Europa y América.
Luego de la independencia de la República Dominicana de Haití, en 1844, y tras múltiples reuniones infructuosas entre ambas partes, fue establecida la frontera definitiva por el Tratado Fronterizo del 21 de enero de 1929, firmado por el presidente quisqueyano Horacio Vásquez y su par Louis Borno, y ratificado en 1936 por sus sucesores Rafael Leónidas Trujillo y Sténio Vincent, respectivamente.
Se trata de una línea divisoria, porosa, de 391 kilómetros de longitud que va desde la desembocadura del río Masacre o Dajabón en la bahía de Manzanillo, del océano Atlántico al norte, hasta el desagüe del río Pedernales, en el mar Caribe, al sur.
Hito en el Caribe
La muralla tecnológica entre las dos partes de la isla de La Española carecerá del realce histórico de los 45 kilómetros que durante 28 años hicieron de Berlín dos puntos de la rosa náutica.
Ni el destaque mediático del que Donald Trump impulsó (la mayor parte fue construido durante las administraciones de George Bush y Barack Obama) para frenar la migración del sur hacia territorio estadounidense.
Ni por asomo emulará en con la mayor barrera militar funcional del mundo, la de 2.720 kilómetros de longitud con que Marruecos se aisló del Sahara Occidental. Y mucho menos con los 6.540 kilómetros de barreras levantados por India en el borde con sus países vecinos.
Pero en el Caribe solo se conocía el cerco metálico de 44 kilómetros que delimita la base naval de Guantánamo, territorio ocupado por Estados Unidos contra la voluntad del gobierno y el pueblo de Cuba.