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El periodista que puede dinamitar las presidenciales francesas

Un fenómeno político sacude Francia. El periodista y escritor conservador, Eric Zemmour, récord de ventas en libros y audiencia televisiva, quiere optar a la presidencia del país. Marine Le Pen y la centroderecha tiemblan. Emmanuel Macron, obligado a cambiar de estrategia.
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Hasta hace muy poco tiempo, Eric Zemmour no era conocido más que por una pequeña parte de la sociedad francesa, apasionada por la política. Sus apariciones en la televisión le lanzaron al estrellato. Pero ese éxito hubiera podido resultar efímero si no estuviera edificado sobre una base intelectual que le ha permitido también encabezar las listas de éxitos en venta de libros alejados de la ficción.
La inmigración ilegal masiva, la islamización de la sociedad francesa, el aumento de la inseguridad, la pérdida de soberanía nacional o la defensa de las raíces y la cultura nacionales son los argumentos que Zemmour desgrana en un panorama mediático entregado mayoritariamente a las opiniones políticamente correctas. Invitado desde hace años para debatir sobre esos postulados, el personaje que servía para contradecir el pensamiento único mediático francés se ha convertido en el desafío número uno al sistema.
Juzgado, pero no condenado, por "incitación a la discriminación y el odio religioso contra los musulmanes, ha visitado también los juzgados por afirmar que los llamados "menores no acompañados", o jóvenes enviados por traficantes de seres humanos desde África a Europa, "roban, asesinan y violan", y deben ser enviados a sus países.
El polemista asegura que un 70% de los franceses están de acuerdo con sus ideas, según demuestran las encuestas. Las mismas que le sirven para denunciar el fracaso de la "integración" de los jóvenes franceses musulmanes, que consideran que la ley islámica, la Sharía, está por encima que la Constitución de la República.
Zemmour, no ha despejado todavía si se lanzará definitivamente a la carrera por la Presidencia, pero nadie duda de que la decisión esté tomada y ya ha forzado a cambiar la estrategia del resto de partidos y candidatos.

Marine Le Pen, desubicada

Marine Le Pen, aspirante por tercera vez al Elíseo, ve ahora peligrar su esperado duelo final con el presidente Macron. La líder del partido 'Reagroupement National' (RN) se ve amenazada por alguien que, sirviéndose de ideas cercanas al nacionalpopulismo y a la derecha tradicional, atrae a un público hasta ahora fiel, pero poco convencido de que la dirigente pueda romper ese techo de cristal electoral con el que se ha golpeado en distintas ocasiones.
El nuevo agitador de la política francesa considera que Marine Le Pen no podrá ganar nunca, "porque no está preparada, como demostró en su naufragio durante el debate final con Emmanuel Macron, en 2017, sobre asuntos económicos". Le Pen no responde de momento con virulencia a su eventual rival, a sabiendas del arrastre popular del escritor en el caladero electoral que ambos se disputan.
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Los franceses quieren una alternativa al duelo Macron-Le Pen en 2022

Candidato anti woke

Zemmour, es cierto, aborda los postulados históricos del viejo Frente Nacional (FN) sobre inmigración e inseguridad, añadiendo asuntos más cercanos a la actualidad, como la penetración del islam político en la sociedad francesa y la crítica a una nueva ideología centrada en la valoración de las identidades –sexuales, étnicas o raciales– importadas de Estados Unidos, que tienen su máxima expresión en la llamada 'cultura de la cancelación', o wokismo, que impide todo debate con interlocutores que disientan de "lo que se debe pensar", de lo políticamente correcto o del catecismo de los autoconsiderados progresistas.
La desventaja para Marine Le Pen con respecto a Zemmour es, ante todo, una losa patronímica. El supuesto distanciamiento político con su padre no borra la simbología de un apellido que para muchos franceses sigue siendo una carga con cierto tufo fascistoide. Por otra parte, el proceso de 'desdemonización' emprendido por la jefa de RN y su "moderación" en asuntos como la Unión Europea, además de no haberle servido en las últimas citas electorales (europeas y regionales), deja un espacio libre a una franja tradicional que ve en las palabras de Zemmour un soplo de oxígeno en un panorama político cerrado a la confrontación, que había dejado a la izquierda la hegemonía cultural en una sociedad mayoritariamente conservadora.

Centroderecha dinamitado

La derecha tradicional representada por Los Republicanos (LR), más bien un centroderecha acomplejado, ve también en Zemmour el factor que puede dinamitar sus aspiraciones a suceder al 'macronismo' en los comicios de 2022. Ya dividida entre varios aspirantes, alguno de ellos rechazando incluso las primarias, LR sabe que la aparición del periodista-candidato les robará muchos votos de ciudadanos que no se atrevían a votar a Marine Le Pen por un prurito de moderación, aunque consideran a su partido incapaz de hacer frente a todos los asuntos que Zemmour plantea en sus libros e intervenciones televisivas. Ciertos barones de Los Republicanos, como Eric Ciotti, han añadido leña al fuego interno asegurando que, si deben elegir en la segunda vuelta entre votar a Macron o a Zemmour, lo harían por este último.
La novedad que aporta Zemmour es su condición de no político profesional, lo que también demuestra vendiendo sus libros por encima del medio millón de ejemplares, como fue el caso de 'El suicidio francés', en 2014. En estos días, el ensayista y tertuliano televisivo inicia una gira para lanzar su nueva obra, Francia no ha dicho su última palabra, que en su primer día de ventas ha sobrepasado la cifra de 200.000 ejemplares. Se trata, en realidad, del inicio de una gira de campaña política esperando el día de su candidatura oficial.
El libro de Eric Zemmour 'Francia no ha dicho su última palabra'
La izquierda mediática vuelve a desempolvar el término de 'lepenización' de las mentes y engrasa todo el arsenal de insultos con preferencia al 'reductio at Hitlerum', poniendo en evidencia una carencia de argumentos para enfrentarse dialécticamente a alguien que "dice lo que una mayoría de franceses piensa", según él.

Macron, comprensivo

En su última obra, una serie de capítulos donde comenta noticias de la actualidad, Zemmour escribe sobre una conversación telefónica con el presidente Macron en la que el inquilino del palacio del Elíseo le da la razón cuando Zemmour le asegura que el inconsciente colectivo de los musulmanes es colonizar al antiguo colonizador. Más tarde, cuando el periodista le señala que en las 'banlieues' (barrios marginales) los musulmanes han expulsado por la violencia o por la islamización a los antiguos inmigrantes de origen europeo (españoles, portugueses, italianos...), Macron responde que, si él repite ese discurso, rompe el país. Al final de la charla, el jefe del Estado le pide un plan con ideas para responder a esas cuestiones. Eric Zemmour nunca se lo envió. Formará parte de su programa presidencial.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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