El primer ministro de Perú, Guido Bellido, se paró frente a los 130 integrantes del Congreso y comenzó su discurso. Para sorpresa de los presentes, no lo inició en castellano sino en la lengua propia de los pueblos originarios del Perú: el quechua.
La elección lingüística de Bellido no fue bien recibida por muchos integrantes del legislativo. La presidenta del Congreso, la opositora María del Carmen Alva, pidió a Bellido que cambiara al castellano. "Le agradecería que lo traduzca inmediatamente y que no sea tan larga su exposición en quechua porque los demás no entendemos", reclamó la legisladora.
Respaldado por las quejas de otros congresistas que sí comprendían la lengua, Bellido continuó usando el quechua para recordar que su uso está comprendido por la Constitución.
Más allá de las rispideces entre el Gobierno de Pedro Castillo y la oposición peruana, el episodio es un ejemplo de las tensiones que pueden producirse en países que manejan dos lenguas oficiales o de uso común, algo que sucede en algunos países de América Latina.
En julio de 2021, la Convención Constitucional instalada en Chile para definir el texto de una nueva Constitución, designó como su presidenta a Elisa Loncón, una académica de origen mapuche que ocupa uno de los escaños reservados para los pueblos originarios.
Loncón también decidió apelar a sus orígenes en su discurso. "Un saludo grande al pueblo de Chile desde el norte hasta la Patagonia y desde el mar hasta la cordillera", dijo en mapudungún, idioma del pueblo mapuche.
No fue la primera vez en que Loncón reivindicó su lengua materna. Durante los debates previos a la elección de los constituyentes, la candidata había saludado a los televidentes en mapudungún.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, es uno de los mandatarios que en los últimos años ha defendido internacionalmente su origen aymara. Cuando aún era presidente boliviano, Morales habló en aymara y en quechua durante un evento de las Naciones Unidas.
El japonés Fujimori y el 'gringo' Sánchez de Lozada
En ocasiones, la existencia de dos lenguas oficiales puede ser un problema para los líderes políticos que no las manejan. En 2018, Academia de la Lengua Guaraní —oficial en Paraguay junto al castellano— manifestó su preocupación debido a que el presidente paraguayo no utilizó una sola palabra en la lengua nativa durante su discurso de asunción.
27 de mayo 2021, 20:15 GMT
El organismo no ocultó su "inquietud al no haber escuchado ni visto que el señor presidente Mario Abdo Benítez utilizara la lengua ancestral frente a los compatriotas y las autoridades extranjeras en el momento de asumir el mando del Gobierno".
La historia reciente latinoamericana también reúne algunos episodios de mandatarios que, por distintas razones, han tenido en el lenguaje un reflejo del alejamiento que tenían de sus propios pueblos.
Uno de los casos paradigmáticos es el del expresidente boliviano Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-1997 y 2002-2003), famoso por hablar un español con un marcado acento anglosajón.
Otro ejemplo claro es el del expresidente peruano Alberto Fujimori (1990-2000), cuyo origen japonés siempre fue una de las curiosidades que marcaron su trayectoria. Durante su estadía en Japón, adonde huyó luego de ser destituido, Fujimori llegó a mostrarse dando entrevistas en japonés para la televisión local.