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El acuerdo sobre la producción de Sputnik V en Italia atiza el debate político

ROMA (Sputnik) — El reciente acuerdo sobre la producción de la vacuna Sputnik V en Italia causa polémica entre los que instan a usarla para acelerar la vacunación contra el coronavirus y los que temen la presunta injerencia rusa.
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Vacunacion en Italia: tira y afloja

¿Tercera oleada o rebrote de la segunda? Las definiciones no importan, lo que está claro es que desde hace unas semanas Italia se enfrenta con un nuevo aumento de contagios con el coronavirus que amenaza con sumir el país en un nuevo confinamiento.
A diferencia de la situación de hace un año, cuando lo único que podían hacer las autoridades era imponer restricciones duras para frenar la propagación del virus, ahora tienen otra arma: la vacunación.
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En Italia empezó el pasado 27 de diciembre y en las primeras semanas iba a un ritmo muy prometedor, para después ralentizarse a causa de los recortes de suministros de parte de las empresas productoras de las vacunas.
A pesar de que en el mes de febrero la situación mejoró y actualmente el país mediterráneo roza la cuota de 6 millones de inoculados, las malas sorpresas no paran.
La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) acaba de autorizar la vacuna Johnson&Johnson, pero este 9 de marzo la multinacional farmacéutica anunció que tendría problemas en proveer a los países de la UE los 55 millones de dosis previstos para en el segundo trimestre.
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También surgen problemas con los fármacos ya autorizados. Por una parte, la semana pasada, a fin de asegurar la cantidad necesaria para avanzar con la vacunación, el Gobierno italiano tomó medidas sin precedentes bloqueando el envío a Australia de 250.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca, producidas en Italia.
Por otra parte, ese mismo fármaco suscita cada vez más sospechas. En Italia dos personas fallecieron después de vacunarse con él. De momento parece que una murió por trombosis y otra por un paro cardíaco, con lo cual no es posible establecer una relación directa entre la administración del medicamento y los casos letales. Pero la agencia italiana del fármaco (Aifa) suspendió por precaución la administración de un lote de dosis de la vacuna de AstraZeneca.

Sputnik V 'Made in Italy': partidarios y detractores

Es en este contexto tenso que el 9 de marzo la Cámara de Comercio ítalo-rusa anunció que el Fondo Ruso de Inversiones Directas (RDIF) y la empresa Adienne Pharma&Biotech firmaron un acuerdo para producir la vacuna Sputnik V en Italia.
Según el comunicado, "la producción local debería iniciarse en julio de 2021" y para finales del año se fabricarían unos 10 millones de dosis del fármaco.
Empresa italiana Adienne Pharma&Biotech
El día siguiente el presidente de Adienne, Antonio Francesco Di Naro, tuvo que corregir esta información en una entrevista al diario La Repubblica. Al recalcar que la Sputnik V "es un producto válido", Di Naro explicó que se necesitarían meses para lanzar la producción, con lo cual era poco probable que la empresa pudiese envasar las primeras dosis antes de finales de 2021.
La noticia del acuerdo volvió a relanzar el debate sobre la vacuna rusa que en Italia dura desde hace meses. Unos sostienen que cuantas más vacunas, mejor. La Sputnik V sería un arma más en la batalla contra el coronavirus y permitiría alcanzar antes la inmunidad de rebaño, salvando miles de vidas. Incluso el ministro de Sanidad italiano, Roberto Speranza, se declaró favorable al uso del medicamento ruso, a condición de que lo autorizase la EMA.
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Sin embargo, otros creen que aquí no se trata de una cuestión meramente sanitaria. Este 10 de marzo el diario La Repubblica publicó un artículo, en el cual las vacunas se definen como un nuevo instrumento del soft power (poder blando). El caso de Adienne "no es más que el último ejemplo de cómo se está desarrollando esta amoral 'diplomacia de la vacuna', en la cual Rusia y China son los grandes protagonistas", destaca el diario.
Desde este punto de vista, Rusia no sólo usaría la Sputnik V para aumentar su influencia en la Unión Europea, sino también recurriría a la denigración de las vacunas occidentales, que compiten con la suya, a través de las falsas noticias en internet: "una vieja técnica de la desinformación médica".

¿La Sputnik V es un problema, porque es… rusa?

Una opinión difícil de descartar, dado que la comparten algunos de los políticos europeos más influyentes. El mismo día que se dio la noticia del acuerdo entre RFID y Adienne, el presidente del Consejo Europeo Charles Michel advirtió: "No deberíamos dejarnos engañar por Rusia y China, regímenes con valores menos deseables que los nuestros y que organizan operaciones muy limitadas, pero ampliamente publicitadas para proporcionar vacunas a otros".
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El Gobierno italiano fue más cauto, calificando el acuerdo de "una operación legítima que se ajusta a la lógica del mercado", pero dejó entender que seguiría la estrategia definida por Bruselas.
De hecho, parece que los motivos políticos pesan cada vez más en lo relativo a la vacunación. Según observa el prestigioso Instituto para los estudios de política internacional (ISPI, por sus siglas en italiano), "ahora la Sputnik V, barata, más fácil de conservar y transportar que los otros fármacos, podría convertirse en uno de los éxitos más impresionantes de la Rusia de Putin de las últimas décadas, una demostración del potencial científico y tecnológico ruso".
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Y el experto del ISPI Matteo Villa añade: "prevalece el hecho político: la Sputnik V crea discusiones porque es rusa (…) Su caso es el espejo de algo más profundo: la ambigüedad con la que Europa y Rusia llevan mirándose y relacionándose una con otra desde hace tres decenios".
Mientras tanto, persiste el riesgo de que el precio de estos estériles debates lo paguen los ciudadanos. Italia ya superó los 100.000 decesos por el coronavirus y los retrasos de la vacunación amenazan con añadir más y más víctimas al espantoso balance de la pandemia.
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