El sitio de investigación en línea Disclose analizó durante dos años unas 2.000 páginas de documentos militares franceses desclasificados en 2013 por el Ministerio de Defensa sobre las pruebas nucleares en el archipiélago. La investigación resultó posible gracias a la cooperación con la empresa británica de modelización y documentación Interprt, así como con el programa de Ciencia y Seguridad Global de la Universidad de Princeton en Estados Unidos.
Al reevaluar la prueba Centauro realizada en julio de 1974, los analistas llegaron a la conclusión de que aproximadamente 110.000 personas fueron afectadas por la radiactividad, "casi toda la población polinesia de la época".
Tras modelar las nubes tóxicas, Disclose se dio cuenta de que los franceses ocultaron el verdadero impacto de las pruebas nucleares en la salud de los polinesios durante más de 50 años. La investigación ha permitido reevaluar la exposición a dosis radiactivas de los habitantes de las islas Gambier, Tureia y Tahití durante las seis pruebas nucleares, consideradas las más contaminantes de la historia de las pruebas francesas en el Pacífico.
"Nuestras estimaciones son entre dos y diez veces superiores a las realizadas por la Comisión Francesa de Energía Atómica en 2006", revela Disclose.
Por ejemplo, en el caso de una prueba nuclear aérea Aldebaran, realizada en 1966 en el atolón de Mururoa, los científicos de la comisión francesa consideraron que la población local solo bebía agua de río, pero no de lluvia, y esta también estaba contaminada.
Otros datos mostraron que las estimaciones francesas oficiales sobre los depósitos de suelo radiactivo fueron subestimadas en más de un 40%.
Según un informe confidencial del Ministerio de Sanidad de la Polinesia obtenido por los investigadores, alrededor de 11.000 víctimas de las pruebas recibieron dosis de radiación superiores a 5 milisieverts (mSv): cinco veces el nivel que da derecho a indemnización, siempre que contrajeran posteriormente ciertos tipos de cáncer.
Fue aquel estudio de la Comisión Francesa de Energía Atómica que sirvió de referencia para el Comité de Indemnización de Víctimas de Ensayos Nucleares. Hasta ahora, solo 63 civiles polinesios, excluyendo a los soldados y contratistas, han recibido indemnizaciones, informan los medios. La nueva investigación podría permitir a más de 100.000 personas reclamar una indemnización.
Francia realizó 193 pruebas nucleares entre 1966 y 1996 en los atolones de Moruroa y Fangataufa, en la Polinesia Francesa que expusieron a la población local, a los trabajadores del lugar y a los soldados franceses a altos niveles de radiación.
En las islas hasta ahora abundan los casos de cáncer de tiroides, garganta y pulmón, así como los casos de leucemia y linfoma, y las afecciones óseas y musculares relacionadas con el envenenamiento por estroncio y cesio, afirman los investigadores de Disclose.