Los síntomas de la enfermedad de Parkinson se relacionan ante todo con el movimiento, porque provocan una pérdida de células nerviosas en la parte del cerebro responsable de producir una sustancia química denominada dopamina.
La dopamina juega el papel de mensajero entre las partes del cerebro y el sistema nervioso que ayuda a controlar y coordinar los movimientos corporales. Si estas células mueren o se dañan, la cantidad de este neurotransmisor se reduce.
18 de diciembre 2020, 12:58 GMT
En su mayoría, las personas diagnosticadas con Parkinson mencionan los cambios en su sentido del olfato, de los cuales se dan cuenta varios años antes de desarrollar otros problemas vinculados con este trastorno.
Sin embargo, los pacientes a veces no reconocen que su capacidad para oler no está bien. Al mismo tiempo, hasta el 90% de los enfermos de Parkinson pierden el sentido del olfato.
De hecho, la reducción de la percepción de los olores, llamada hiposmia, a menudo es un signo temprano de Parkinson.
La hiposmia es un síntoma poco reconocido, ya que los médicos normalmente no se preocupan por este indicador y ni siquiera les preguntan a sus pacientes si lo tenían, informa la Fundación de Parkinson. Su sitio web avisa que si alguien tiene problemas para oler alimentos como plátanos, pepinos en salmuera o regaliz, es necesario consultar a un especialista acerca de la enfermedad de Parkinson.
No hay ningún tratamiento para la pérdida del sentido del olfato. Sin embargo, la capacidad reducida de oler puede afectar el apetito, ya que el gusto está vinculado a la percepción de los olores, se alerta en la misma página.
Los estudios revelan que la etapa previa a la aparición de los síntomas motores dura aproximadamente cinco años o más. Se estima que en algunos casos la pérdida del olfato puede ser detectada hasta 10 años antes de que se diagnostique el Parkinson.
Por lo tanto, se considera que la detección del problema del olfato con el uso de unas pruebas confiables, antes de que se presenten los síntomas motores correspondientes, podría ayudar en la identificación temprana del Parkinson, incluso entre las personas con mayor riesgo de desarrollar esta afección.
Los expertos aún no saben a ciencia cierta por qué esta enfermedad afecta el sentido del olfato. Según una teoría, el proceso del Parkinson podría comenzar en el bulbo olfativo, la parte del cerebro que controla el olfato, así como en el intestino.
Posiblemente primero se forman grupos de la proteína alfa-sinucleína en estas partes del cuerpo, antes de migrar a otras zonas del cerebro, piensan algunos científicos.
Al mismo tiempo, los científicos destacan que la pérdida del olfato no significa necesariamente que una persona padece la enfermedad de Parkinson, pero todos quienes sí la padecen pierden el sentido del olfato.
Otros síntomas de esta enfermedad incluyen una escritura apretada, temblores, movimientos incontrolables durante el sueño, una rigidez de las extremidades o movimientos lentos, cambios de voz y una expresión facial inmóvil o un enmascaramiento, se indica en la página web de la fundación.
Tampoco se sabe por qué se produce la pérdida de células nerviosas asociadas con la enfermedad de Parkinson, a pesar de que se están realizando investigaciones para identificar posibles causas. Sin embargo, actualmente se cree que una combinación de cambios genéticos y factores ambientales podría causar esta afección.
Se estima que un número muy reducido de personas puede tener un mayor riesgo de Parkinson vinculado a sus genes, explica el portal Parkinson's UK.
En noviembre del año 2020 la Asociación Americana de la Enfermedad de Parkinson descubrió que uno de los principales síntomas tempranos de esta condición neurodegenerativa puede ser la sudoración excesiva.