La Federación de Rusia, Bielorrusia y Ucrania son los tres países que originalmente firmaron el acuerdo de la formación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en diciembre de 1922 —menos la República Democrática Federal de Transcaucasia—. En la época de posguerra —tras 1945— Bielorrusia y Ucrania contaron con su propia representación en la ONU y, de hecho, fueron unos de los países fundadores de la Unión Soviética.
Estos países hasta tuvieron derecho a voto en las Naciones Unidas de ahí que es posible entender el importante peso político de estas repúblicas dentro de la URSS. Como consecuencia de la política de la perestroika, la Unión empezó a caerse a pedazos. Las autoridades de la Federación de Rusia, Ucrania y Bielorrusia pese a la voluntad de la mayoría de sus pueblos tomaron el camino hacia la creación de Estados independientes.
Las secuelas políticas de esta decisión fueron obvias, pero hubo una secuela que al principio no fue tan evidente: se trata de la debacle económica a la que tuvieron que enfrentarse las antiguas repúblicas de la URSS después de su disolución. La mayoría de los países resultaron ser incapaces de abrazar las leyes del capitalismo de manera oportuna y se sumergieron en un caos económico. Los tres países no fueron una excepción.
Además, durante la existencia de la Unión Soviética las economías de las repúblicas se entrelazaron entre sí hasta tal punto que el corte de todos estos nexos inevitablemente resultó en una asfixia para las economías de los tres países. En otras palabras, Rusia, Ucrania y Bielorrusia fueron tan interdependientes que sufren de las consecuencias en cierto grado hasta el día de hoy. Algunos países de la antigua URSS encontraron una cura para sus sistemas económicos, otros no.
Precisamente estos tres países —Rusia, Ucrania y Bielorrusia— albergaron los mayores centros industriales de todo el país comunista. Para ser más preciso, Rusia y Ucrania fueron los líderes económicos de toda la Unión. Ucrania y Rusia tenían abundancia de recursos. La mayoría de las fábricas principales estaban localizadas precisamente en estas dos repúblicas. En Bielorrusia las hubo también, pero en una menor medida.
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/ Tendencias en los sectores industriales
Por ejemplo, Ucrania se destacaba en una serie de sectores a la vez. La entonces república socialista fue uno de los líderes principales en los sectores agrario, siderúrgico, químico y de construcción de maquinaría. Además, Ucrania disponía de enormes capacidades de producción de electricidad gracias a sus centrales hidroeléctricas y nucleares. Hasta el día de hoy Kiev se aprovecha de estos logros de la época soviética.
Las fábricas principales de Ucrania que siguen operando hasta el día de hoy son el Complejo metalúrgico Zhdanovski en la ciudad de Mariúpol —de hecho, este inicialmente fue creado en los tiempos del Imperio ruso—, el Complejo Metalúrgico Krivorozhstal en la ciudad de Krivi Rig y la Fábrica de construcción de maquinaria NKMZ en la ciudad de Kramatorsk. Sin embargo, estas fábricas pasaron por crisis y no lograron recuperarse en plena medida.
Muchas de estas fábricas hoy tuvieron que reducir el personal. Además, hay dos oficinas de diseño soviéticas: Yuzhmash y Antónov. Esta última en los tiempos de la URSS desempeñó un papel clave en la creación del avión más grande del mundo, Mriya. Pero después de la disolución del país comunista tampoco lograron recuperar su gloria previa.
Bielorrusia se destacaba por su sector químico y de construcción de maquinaría. Hoy el país no simplemente aprovecha el legado de la URSS, sino que constantemente desarrolla diferentes sectores de la industria. Asimismo, en los tiempos de la URSS e incluso el sector agrario también es fuerte en Bielorrusia.
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/ Desde la época soviética en Bielorrusia hay una serie de fábricas que juntas formaban la base de la Bielorrusia socialista y forman la columna vertebral de la economía bielorrusa hoy. Se trata de fábricas como Belaruskali que procesa potasio, la Fábrica de tractores de Minsk y la Fábrica de automóviles de Minsk. Todas estas empresas siguen operativas pese a las crisis que vivieron en los 90.
Rusia, siendo la república más grande de la Unión, sin duda disponía de una mayor cantidad de los recursos y, además, de una industria muy bien desarrollada con principales centros ubicados en los Urales, Siberia y el centro de la parte europea de la república socialista. La industria de la Rusia socialista abarcaba una enorme variedad de sectores.
Las fábricas principales de Rusia fueron: el Complejo Metalúrgico de la ciudad de Magnitogorsk, en los Urales, que hoy es la 30 empresa más grande que produce acero; el Complejo Metalúrgico de la ciudad de Novokuznetsk, en Siberia, que fue reorganizado en 2010; la fábrica de automóviles AZLK, también conocida como Moskvich, que cesó sus actividades después de declararse bancarrota. El proceso del cese de actividades fue concluido en 2010.
Sin embargo, otra empresa soviética AvtoVAZ logró superar los problemas y hoy es la empresa productora de automóviles rusos más grande del país. Fue la principal empresa de producción de automóviles del país comunista y hoy, bajo el nombre Lada, es el gigante automovilístico de la Federación de Rusia.
Cambios económicos en general
Según los datos disponibles, en términos de preservación del legado industrial soviético Bielorrusia es, sin duda, el líder entre los tres países firmantes del Tratado de Belavezha. Rusia también logró recuperar una parte significativa de la grandeza industrial soviética y solo el caso de Ucrania parece el más deplorable en comparación con otros dos. Pero hubo cambios no solo en la situación en diferentes sectores industriales, sino también en indicadores económicos generales.
Tras la disolución de la Unión Soviética las economías de la mayoría de las antiguas repúblicas cayeron en picada. Por ejemplo, según los datos del Banco Mundial, el PIB per cápita —PPA, en dólares, a precios internacionales actuales— de Ucrania en 1991 se cifraba en 6.902 dólares; en Bielorrusia, 5.341 dólares; en Rusia, 7.857 dólares.
Cinco años después, en 1996, el PIB per cápita —PPA, en dólares, a precios internacionales actuales— disminuyó drásticamente en los tres. Para aquel año este indicador tocó fondo al reducirse hasta 3.686 dólares en Ucrania; y hasta 5.613 dólares en Rusia; y hasta 4.047 dólares en Bielorrusia, si bien hubo años con indicadores un poco peores en los 90 en Rusia y Bielorrusia.
Para el día de hoy las economías de los tres países han mejorado sus posiciones si bien sí han pasado por breves períodos de reducción a lo largo de los últimos 29 años. El perdedor económico entre los tres es evidentemente Kiev. Hoy en día el PIB per cápita —PPA, en dólares, a precios internacionales actuales— de Ucrania se encuentra al nivel de 13.341 dólares. En Bielorrusia esta cifra actualmente alcanza 19.943 dólares, y en Rusia 29.181 dólares.
Según los datos del Banco Mundial, Ucrania se encuentra en la lista de PIB per cápita exactamente entre Perú y Paraguay.
Cuando el país comunista dejó de existir, los nexos económicos entre las diferentes exrrepúblicas se quedaron en peligro. Hoy en día Rusia trata de restablecer el funcionamiento de los lazos entre las antiguas repúblicas que buscan una mayor cooperación económica con Rusia. Lamentablemente, Ucrania ya está fuera de estos procesos porque está orientada más a la economía europea.
El Estado ucraniano es el que más desperdició el legado que heredó de la Unión Soviética, si bien hasta el día de hoy aprovecha sus beneficios. En Rusia la situación también estuvo en un estado deplorable en los 90 y en los 00, pero para el día de hoy ha mejorado considerablemente, especialmente en comparación con otras exrrepúblicas de la Unión.
En lo que a la preservación del legado económico soviético se refiere, Bielorrusia es el líder, sin embargo, otro indicador importante, la deuda externa acumulada —en por ciento del ingreso nacional bruto (INB)— muestra que Ucrania y Bielorrusia se enfrentan a una difícil situación: para Kiev el porcentaje es de 78%, mientras que para Bielorrusia la cifra es de 66%. En Rusia la deuda es del 29% del INB.
Desde diferentes puntos de vista es evidente que la situación para Kiev no es buena, pero Ucrania goza de los mismos recursos que en los tiempos de la URSS por lo cual es posible que, si toma decisiones económicas bien planteadas, logre restaurar la antigua fama de uno de los gigantes económicos del continente europeo. Se prevé que Moscú y Minsk, de no ser por una fuerza mayor, continúen su crecimiento en diferentes sectores industriales.