Manuel Borrás está cansado y, por lo que desprende su tono de voz, indignado. En unas semanas, este valenciano de 68 años ha pasado del entusiasmo a la tristeza. "La alegría no nos duró ni 48 horas", rememora. El sello del que es director editorial, Pre-Textos, cobró de repente gran notoriedad el 8 de octubre. Ese día, el jurado sueco le otorgaba a Louise Glück el Premio Nobel de Literatura de 2020. Y gran parte de la obra de esta poeta estadounidense solo estaba publicada en castellano gracias a esta compañía independiente.
Hasta este año, había ido sacando paulatinamente siete de las 11 obras de la escritora. Sin mucho éxito comercial, pero con la convicción de que realizaban casi un servicio público al reconocer la valía de esta poeta. Sabían que incluso la propia Glück estaba contenta con la forma de cuidar sus libros. Vendían unos 200 o 300 ejemplares, sin apenas atraer foco mediático. El Nobel les hizo agotar en 15 minutos las existencias que solían acumularse en los despachos que poseen en el barrio valenciano de Ruzafa.
Les felicitaron sus colegas de profesión, autores y hasta políticos. Pero pronto saltó el escándalo. Chus Visor, responsable de la editorial Visor, llamó a Borrás. Le dijo que Andrew Wylie —agente literario internacional, con unos cuantos nombres célebres en cartera— acababa de ofrecerle publicar a la Nobel. Louise Glück buscaba un nuevo sello en castellano. Lo hacía por la puerta de atrás, sin comunicárselo directamente a sus editores. "Si no fuera por esa confesión de Chus, no nos hubiéramos enterado", corrobora Borrás.
"Imagina la canallada que nos están haciendo", suelta el editor. En Pre-Textos ya saben que dos de las grandes plataformas editoriales han rechazado quedarse con los derechos y que Chus Visor también lo rehusó por compañerismo. Lo que desconocen es qué pasará con la producción ya impresa. "Solo esperamos que no tengamos que eliminarla", pide Borrás. De momento, la poeta está sin editorial, ellos han paralizado las ventas y Andrew Wylie, apodado El Chacal, les ha acusado de incumplir los contratos y ha rescindido el que tenían.
En una entrevista a El País, Wylie asevera que el primer acuerdo con Pre-Textos por la obra de Louise Glück expiró en 2015 y que no pagaron el anticipo pactado para la firma del segundo. "Por supuesto, les hemos escrito repetidamente, durante un período de años, más recientemente esta primavera, invitándolos a reparar esta situación, pero dejaron nuestros mensajes sin respuesta", señalaba.
"Cuando publicaron Meadowlands [Praderas] en 2017 y A Village Life [Una vida de pueblo] en 2020, no solo fue sin pago sino sin ningún tipo de consulta sobre la traducción o la portada. Ni siquiera enviaron a Louise Glück una copia de sus propios libros", aseguraba el agente, mostrándose a disgusto con toda esta historia de desavenencias.
Borrás también se siente apenado. Insiste en que la editorial no pretende entrar en polémicas y es consciente de que Wylie "lucha por sus intereses". Aunque ve en la maniobra una consecuencia directa del premio y su prestigio. "Si no estaban contentos con nosotros, ¿por qué nos ofrecieron en mayo seguir sacando obras suyas?", cuestiona, deslizando la idea de que pesa más "el mercado que la literatura".
Los editores, que prefieren llevar un "perfil bajo", se han visto desbordados: medios de medio mundo se han interesado en el asunto. Su intención de dar acceso a esta poeta norteamericana había sido incluso "irresponsable", pues no les daba ningún rédito económico.
"Publicar a Louise Glück no nos ha salido ni siquiera rentable", se queja. Les salvaba el amor por sus versos y el orgullo de apostar por lo que creían. Hace 14 días le mandaron una carta certificada a la autora, para saber, al menos, su opinión. Borrás dice que aún no la ha recibido, según el seguimiento que puede consultar de Correos. Lo que han recibido con creces ha sido el respaldo de mucha gente. "Nos hemos sentido muy respaldados por la gente. Desde los amigos del círculo hasta autores. Y no solo en España: toda América se ha volcado", alega con satisfacción. Apoyo que agradece en medio de la indignación por un caso donde nunca se habría visto involucrado.