La medida se implantó en agosto como parte de una campaña para mejorar la imagen de los taxistas locales y destinada a evitar que algunos pasajeros se sintieran incómodos. De acuerdo con las autoridades, los tatuajes de los taxistas "causan angustia a los pasajeros que son mujeres y niños".
No obstante, la prohibición recibió el rechazo de la población cuando un conductor de Lanzhou que quería quedarse con sus tatuajes acudió a un foro gubernamental en línea.
“Al solicitar nuestro permiso de conducir, presentamos documentos que demuestran que no tenemos antecedentes penales”, afirmó el taxista, que no fue identificado en un mensaje citado por el periódico The New Yourk Times. "Nuestros tatuajes no nos convierten en malos y criminales", declaró.
El conductor señaló que, además de ser discriminatorio, quitarse los tatuajes es doloroso y costoso, y requiere someterse a varias sesiones de láser. El proceso también puede dejar cicatrices y dejar manchas en la piel.
Administración inquebrantable
En una respuesta pública emitida el 7 de septiembre el comité de transporte de Lanzhou, por su parte, insistió en que "los conductores que ya tienen tatuajes deben eliminarlos mediante procedimientos quirúrgicos en la mayor medida posible".
No está claro cómo se haría cumplir la orden o quién lo pagaría. Los representantes del gobierno de Lanzhou rechazaron hacer comentarios.
El conductor en Lanzhou que manifestó su descontento dijo que prefería el enfoque de Changchun, y sugirió que el gobierno local modifique su directiva.
"El objetivo de quitarnos los tatuajes es que nuestros pasajeros no los vean. Cubrirlos logra el mismo resultado".
Después del rechazo, el comité de transporte de Lanzhou sostuvo que los conductores podían ocultar grandes tatuajes en sus brazos y cuello, pero sugirió que sería una solución temporal. "Aquellos que no puedan eliminarlos por completo por el momento deben taparlos", señala la administración.
La respuesta del comité al conductor fue ampliamente difundida en toda China, reviviendo así un antiguo debate. La cultura de los tatuajes se vuelve cada vez más popular entre los jóvenes de este país asiático, pero a la vez no goza de buena prensa entre la gente mayor, quien los relaciona con los criminales.