Marcelo el Loco Bielsa nació en la ciudad argentina de Rosario, provincia de Santa Fe (noreste). Es nieto del abogado Rafael Bielsa, un renombrado jurista argentino. Su hermana, María Eugenia, es arquitecta y ocupa el cargo de ministra de Desarrollo Territorial y Hábitat del actual Gobierno de Alberto Fernández.
Marcelo fue futbolista profesional. Debutó en Newell's Old Boys de Rosario, donde jugó la mayor parte de su carrera, y llegó a vestir la camiseta de la selección argentina. Sin embargo se retiró con solo 25 años, en 1980, para comenzar su carrera como entrenador.
Las locuras del Loco Bielsa
Las mentadas locuras que le valieron su apodo son vistas como excentricidades y actitudes a contramano en el mundo futbolístico. Su rigurosidad en el análisis de todo lo concerniente al deporte dentro y fuera de la cancha lo llevan a tomarse hasta 25 minutos para responder con precisión una sola pregunta durante una conferencia de prensa, como ocurrió en febrero de este año.
En 2003, en medio de una clima de antipatía recíproca entre el entonces técnico de la selección argentina y parte de los periodistas presentes, Bielsa se despachó con una conferencia de prensa de cuatro horas.
Es el mismo Bielsa que admiran entrenadores de todo el mundo, incluido Pep Guardiola. El español nunca olvidará un asado en la casa de Bielsa, en las afueras de Rosario, al que acudió junto con el escritor y cineasta David Trueba, poco antes de empezar a dirigir el Barcelona B. Guardiola necesitaba hablar con Bielsa sobre un montón de cuestiones del mundo del fútbol antes de emprender su propio camino como técnico. Cuentan que fueron 11 horas de conversación, no exentas de discusiones y obsesivo visionado de vídeos de táctica de fútbol. Lo dice Guardiola: Bielsa es el mejor.
Todas estas anécdotas ilustran a un hombre obsesivo y atento al detalle, admirado por sus colegas, pero es solo una parte de lo que hace tan especial a Bielsa. Es también una persona generosa y atenta. Se dice que el Lille de Francia lo despidió en 2017 por los malos resultados, pero la gota que rebasó el vaso fue un viaje sorpresivo a Chile, del que no avisó a nadie del club, ni pidió autorización: viajó para ver a un viejo amigo y colaborador que estaba enfermo de cáncer, Luis Bonini, que moriría poco después.
Es el mismo Bielsa que en 2019 sorprendió al mundo al decirle a sus jugadores que se dejaran empatar por el Aston Villa, ya que el Leeds se había puesto en ventaja marcando un gol cuando un jugador rival estaba lesionado en el campo de juego. "No se lo regalamos [el gol], se lo devolvimos", dijo entonces.