Apenas unas semanas antes de la llegada al poder de Sánchez, en el verano de 2018, la anterior administración conservadora de Mariano Rajoy colocó a su ministro económico, Luis de Guindos, como vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE).
Pedro Sánchez cogió el testigo en 2019 dejando que su canciller, Josep Borrell, se marchara a Bruselas para incorporarse a la Comisión Europea en calidad de vicepresidente bajo las órdenes de Ursula von der Leyen y, sobre todo, como alto representante para la política exterior de la UE.
El movimiento de fichas más reciente de España es la candidatura a presidenta del Eurogrupo por parte de Nadia Calviño, una antigua alta funcionaria de la Comisión Europea de un marcado perfil técnico e incluso se podría decir que ortodoxo respecto a los postulados económicos establecidos en Bruselas.
A la espera de ver cómo se resuelven las luchas de poder entre bambalinas en la carrera por el puesto, la mera postulación es una declaración de intenciones a parte de España.
Linea de vanguardia
Aunque a primera vista pueda parecer que se trata de un mero reparto de sillones, los esfuerzos de España por ocupar cargos de importancia son una apuesta por intentar hacerse grande en la Unión Europea, ocupando el hueco dejado por el Brexit.
"La salida del Reino Unido hace que el tándem Francia-Alemania permita una pretensión española de estar en la línea de vanguardia de los países europeístas para cubrir el vacío", explica en una conversación con Sputnik Diego López Garrido, que sirvió como Secretario de Estado para la UE entre 2008 y 2011.
Conocedor de los entresijos de la Unión Europea, López Garrido —actualmente dedicado al análisis político como vicepresidente de la Fundación Alternativas— cree que ostentar la presidencia del Eurogrupo supondría situar a España en "una posición de liderazgo"
El Eurogrupo es un órgano informal que reúne a los ministros económicos de los países que comparten el euro como moneda única. A pesar de ser sólo eso, un grupo meramente informal, este foro tiene una gran importancia dentro del laberíntico sistema comunitario.
"Los países del euro son los que dirigen Europa", asevera López Garrido antes de describir que "el Eurogrupo, es decir, los 19 países del euro, se reúnen siempre por su cuenta para tomar las decisiones que se van a trasladar posteriormente al Ecofin, donde ya están presentes los 27 estados miembros".
No está previsto que este foro se encargue de la gestión del fondo de recuperación de la UE, pero eso no implica que no vaya a seguir ocupando un lugar central en la crisis pos-pandemia.
Por ejemplo, si fuera necesario el rescate de alguno de los estados miembros, las condiciones del mismo se discutirán en el Eurogrupo, como ya sucedió con las traumáticas negociaciones sobre Grecia.
"Europa se la juega"
En opinión de López Garrido, en estos foros la Unión Europea se juega su futuro como proyecto común, pero no solo eso, ya que todos y cada uno de sus integrantes también se juegan su salida a la crisis a título individual.
"Es un momento fundamental para Europa. Sin una respuesta de Europa, sin una financiación activa en la línea de lo propuesto por Von der Leyen, no va a haber recuperación en los países más afectados como España o Italia, pero tampoco en Europa conjuntamente", argumenta.
Este experto considera que "posiblemente la Unión Europea nunca ha tenido tanto protagonismo como ahora mismo", algo agravado por esta crisis en un momento en el que su principal aliado teórico, Estados Unidos, "reniega de toda estrategia multilateral", lo que obliga al proyecto europeo a tener que reinventarse como "un actor global" en una escena internacional inestable.
"Europa se juega su futuro, y también se juega su pasado, porque todo lo que se ha hecho hasta ahora podría caer como un castillo de naipes si se fracasa en la respuesta", concluye.
España persiste
Más allá de cuál sea el resultado de la candidatura al Eurogrupo, el Gobierno de España ya ha dejado claro que seguirá pujando por cuantos puestos de responsabilidad se pongan a su alcance, ya sea en la Unión Europea o en ámbitos multilaterales más amplios.
La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, valora entrar en la carrera por dirigir la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el ministro de Ciencia, Pedro Duque, se postula para encabezar la Agencia Espacial Europea (ESA).
Por el momento ninguna de estas candidaturas es oficial, pero el propio Pedro Duque —otrora astronauta— evidenció este 2 de julio el cambio de actitud de España en lo referente a la ambición por ocupar estos cargos.
Tras ser preguntado en rueda de prensa acerca de qué "plus" puede ofrecer su perfil respecto a los candidatos franceses o alemanes que suelen presidir estos organismos, Duque argumentó que, precisamente, no hace falta ningún plus, pero sí sacudirse cualquier complejo de inferioridad.
"Poco a poco tenemos que ir recuperando una posición que hemos perdido durante muchísimos años en las instituciones europeas. La representación de los españoles en las instituciones europeas tiene que mejorar, y eso es evidente", añadió, dando cuenta del sentimiento de infrarrepresentación que ahora se trata de paliar.