La estructura fue tallada en roca y estaba completamente ocultada bajo el suelo de mosaico blanco de un monumental edificio público construido a finales del período bizantino hace unos 1.400 años, renovado hace cerca de 1.250 y destruido en el siglo XI d.C.
En la entrada al complejo, los arqueólogos encontraron hendiduras que fijaban firmemente las bisagras y los cerrojos de las puertas. También hallaron nichos redondos y cuadrados en las paredes junto con nichos para lámparas de aceite y para estantes.
Entre otros descubrimientos había vasijas de arcilla para cocinar, una taza de piedra típica del conocido como período del Segundo Templo y un fragmento de un qalal, un depósito de piedra para el agua y relacionado con las prácticas judías de pureza ritual.
"En la época del Segundo Templo, hace 2.000 años, era un área pública, el centro cívico del antiguo Jerusalén. Creemos que la calle pública pasaba a pocos metros de aquí, y estamos parados junto a lo que los arqueólogos llamamos el 'gran puente' que conectaba la parte alta de la ciudad con el propio templo", comenta Barak Monnickendam-Givon, codirector de la excavación.
Según los investigadores, estos múltiples e interesantísimos hallazgos arrojan luz sobre la vida cotidiana de los residentes de la antigua ciudad.