Querían dejar la pandemia en Europa, cruzaron el Atlántico, pero se trajeron el virus consigo. Un grupo de 25 franceses jubilados llegó al sur argentino por 12 días y terminaron quedándose 50: al cuarto día tuvieron que cumplir aislamiento en el hotel, la mitad se enfermó. Volvieron a su país el 3 de mayo, todos a salvo y curados.
Bernardette, una de las contagiadas, vivió una de la experiencias más tristes y duras de su vida: Roland, su esposo, estuvo dos semanas conectado a un respirador artificial, en coma inducido, en la terapia intensiva del Hospital SAMIC de El Calafate. Según cuenta La Nación, durante días, su salud tuvo en vilo al equipo médico del hospital:
Fue el paciente de mayor gravedad de los 34 casos positivos que se manifestaron en esta ciudad de 30.000 habitantes, todos vinculados a la delegación francesa y a quienes tuvieron contacto con ellos, incluidos 16 trabajadores de la salud.
"Nunca olvidaré la dedicación, la amabilidad y la paciencia infinita de las enfermeras. Nunca olvidaré las dulces palabras de Graciela con sus 'mi amor' en los momentos difíciles", dijo a La Nación Mireille Cavaglia, que viajó junto a su esposo Marc, y estuvo internada en el hospital.
"Sólo quedó en el hospital Roland, que fue el más gravemente afectado, entró en coma y se recuperó gracias a la competencia de los médicos. ¿Qué habría ocurrido en Francia, dada la afluencia de enfermos en los hospitales? ¡Prefiero no pensar en todo esto!", contó.
Después de sortear los obstáculos, el 30 de abril aterrizó un Boeing 737 en El Calafate. Médicos franceses descendieron a la pista del aeropuerto internacional y allí los recibió el equipo de médicos del Hospital Samic. No se podían comunicar, pero espontáneamente comenzaron a aplaudir. "Gracias por venir" dijeron los locales emocionados y aliviados. "Gracias a ustedes por todo lo que han hecho", respondieron los franceses, se relata en La Nación.
Mientras tanto, lo pasajeros rindieron un homenaje a sus anfitriones en el hotel. "El 1 de mayo, el doctor Nicolás Hantala, médico anestesista y reanimador, tomó con sus dos manos las de Roland Demange en la cama de aislamiento de la unidad de terapia intensiva del Hospital Samic. Le avisó que había llegado desde Francia para acompañarlo en su viaje de regreso", se lee en el periódico. Llegaron sanos y salvos a Francia.