Este año entró en vigor la regla IMO 2020, de la Organización Marítima Internacional (IMO, por sus siglas en inglés), que prohíbe a las embarcaciones utilizar petrolíferos con alto contenido de azufre, como sucede con el combustóleo que se produce en México.
"En el 2018, por cada barril de crudo que entraba a una refinería, se extraía alrededor del 30% de combustóleo. Ese es el promedio de las seis refinerías que tiene actualmente el país en operación", explica para Sputnik Fausto Álvarez, extitular de la Unidad de Administración Técnica de Asignaciones y Contratos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
Con estas condiciones, el combustóleo que se produce en México será cada vez más difícil de colocar en el mercado. De no encontrar alternativas de comercialización, esto representará pérdidas de hasta 30% para PEMEX.
De forma adicional, se encuentra el margen de refinación que corresponde a la proyección de las ganancias con base en los costos de operación por barril de crudo procesado. "El problema con Petróleos Mexicanos es que en los últimos años ese margen ha sido negativo", agrega.
El combustóleo antes de la IMO 2020
El 60% del petróleo que se tiene en México es crudo pesado, lo que da como resultado la producción de subproductos que empobrecen su calidad, reporta el Instituto Nacional de Electricidad y Energías Limpias (INEEL). Dentro de estos subproductos se encuentra el combustóleo, un residuo que se extrae del proceso de refinación y que se caracteriza por sus altas concentraciones de azufre.
"De las seis refinerías que hay en el país, solamente tres tienen los equipos necesarios, lo que le llaman las coquizadoras. Para que después del proceso de refinado inicial o la separación ingrese el subproducto en las coquizadoras para obtener subproductos de mayor valor. Solamente tres tienen [coquizadora] en México", precisa Álvarez.
El riesgo ambiental
Para aminorar el impacto económico de la caída en las ventas y precios de combustóleo, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) declaró a finales del 2019 que usarían el petrolífero para producir energía.
Sin embargo, uno de los grandes problemas con el combustóleo es que es altamente contaminante por sus concentrados de azufre, que van de 4% al 6%, según Onexpo Nacional. Mismos que superan la nueva regulación de la IMO, que ordena un máximo de 0.50% masa/masa (índice de concentración porcentual).
En este sentido, apunta que el impacto negativo que tiene el combustóleo en el ambiente y en la salud es el problema más grave por sus altos concentrados de azufre que al quemarse producen óxidos de azufre que se dispersan en la atmósfera.
"Estas partículas de óxido de azufre se mezclan con agua en la atmósfera y a ciertas condiciones de presión genera lo que conocemos como lluvia ácida que es altamente dañina para la salud", advierte Ramírez.
Por lo tanto, la crisis del combustóleo que enfrenta México es doble, pues tiene que ponderar el impacto económico en relación a los efectos ambientales. De tal modo que, en el transcurso del tiempo, se tendrán que realizar los trabajos necesarios para transitar hacia un esquema de energías más amigables con el medio ambiente que busquen el bienestar a largo plazo.