La limpieza de las calles y la recogida de residuos es una actividad esencial de la que ninguna ciudad puede prescindir. En una situación como la actual ―de pandemia global debido al coronavirus― se debería dotar a sus trabajadores de suficientes equipos de protección individual, así como realizarles pruebas de diagnóstico para determinar si están contagiados o no. Pero las actuales condiciones de seguridad distan de ser ideales.
Madrid sigue limpio
La capital de España, el gran foco de la infección de COVID-19 en el país, tiene externalizado este servicio con tres empresas privadas y cada una de ellas se ocupa del reparto de EPIs. La actividad se cumple prácticamente al 100%. “Incluso hay algún servicio más, porque se han creado servicios especiales para clínicas y centros medicalizados, que generan residuos con cierta peligrosidad", recuerda Ledesma. Merced al decreto que propició la entrada en vigor del Estado de Alarma, las plantillas de personal se han visto reducidas, pues a los trabajadores que por franja de edad e historial médico estén incluidos en los grupos de riesgo se les exime temporalmente de sus obligaciones.
"Se han tomado medidas para que los más vulnerables pudieran solicitar una baja laboral, estamos hablando de personas asmáticas, inmunodeprimidas o con afecciones cardíacas. No es que se les haya apartado, se les protege", explica este representante sindical.
Las plantillas de estos profesionales también cuentan con casos confirmados de COVID-19. Según diversas estimaciones ―no todas las empresas concesionarias aportan datos sobre posibles positivos entre sus trabajadores―, cerca de un 6% del total de trabajadores no está acudiendo al trabajo, bien por pertenecer a grupos de riesgo, bien por estar infectado o guardando cuarentena.
Medidas de prevención escasas
En algunos casos las funciones del servicio de recogida de basuras se acometen con una protección mejorable. Desde el sindicato CGT-RBU (recogida de residuos sólidos o basura) de Madrid critican que los protocolos de seguridad son insuficientes. En concreto, CGT-RBU denuncia que sólo se está ejecutando la desinfección de la cabina de los vehículos recogedores de basura y no de la totalidad de los mismos.
Barrer, actividad de riesgo
Los barrenderos conforman la otra parte del servicio. Tampoco están contando con la protección debida. A diferencia de sus compañeros basureros, su trabajo se ha reducido al mínimo. "Como cuando hay huelga, servicios mínimos", explica a Sputnik Javier, barrendero madrileño, quien confirma que los únicos EPI proporcionados son un par de guantes y un spray desinfectante en su labor de "barrer las calles y vaciar papeleras". Este trabajador confirma que los mayores de 60 años no salen a trabajar por ser grupo de riesgo, pero lamenta la falta de información:
"Nadie nos ha dado ninguna instrucción de cómo tenemos que hacer una desinfección durante una pandemia. Nosotros mismos somos los que tenemos que desinfectar los vestuarios antes de salir a barrer, lo hacemos según nuestro criterio".
"No se están utilizando ahora mismo, al menos en el barrio que tengo asignado. No así en Arganda del Rey, donde al principio de la cuarentena todavía utilizaban vehículos barredores", confirma Javier, quien recuerda que el porcentaje de enfermos de cáncer entre las plantillas de barrenderos es más elevado que la media nacional. Porque aparte del virus SARS-CoV-2, las máquinas sopladoras ya estaban propagando antes todo tipo de partículas tóxicas, también cancerígenas, que inhalan quien las maneja.