Centros universitarios, fuerzas armadas, equipos médicos, filántropos y muchos más se han puesto al hombro la tarea de fabricar respiradores y equipamiento médico necesario para tratar el COVID-19. Tal es el caso de la Marina de Guerra peruana, que diseñó y creó el primer respirador artificial hecho exclusivamente en el país, y que ya empezó a ser utilizado por profesionales de la salud.
El artefacto fue bautizado con una palabra quechua: samay, que significa respirar, y fue presentado el pasado sábado 11 por el presidente del país, Martín Vizcarra y almirantes de la Marina en la base naval del Callao (Lima).
El uso de respiradores es clave para curar a los contagiados, pues les permite respirar cuando no son capaces por ellos mismos y les mantiene con vida el tiempo que el organismo consigue vencer esa inflamación en los pulmones. Según la BBC, al menos un 5% de los enfermos por COVID-19 padecen del síndrome de distrés respiratorio del adulto: la lesión pulmonar inflamatoria que hace muy difícil que la persona pueda respirar.
El diseño del respirador elaborado por la Marina de Guerra tuvo que pasar por un proceso de aprobaciones y certificaciones antes de ser producido y utilizado. El pasado 19 de marzo, la Dirección de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico de la Marina dispuso que se conforme un comité de investigación para desarrollar estos equipos con componentes industriales y de fácil acceso local. El primer prototipo se probó dos días después en el Centro Médico Naval. Luego, a fin de continuar las pruebas, la clínica Delgado prestó un equipo de calibración y un pulmón artificial, relató El Comercio.
El 2 de abril, expertos del Ministerio de Salud y el Seguro Social de Salud del Perú dieron su visto bueno al equipo y al día siguiente la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas le concedió a la Marina el permiso para fabricar el respirador.