"El Gobierno de México tiene la obligación de tomar decisiones hacia una transición energética para ir descarbonizando la generación de energía (…) será una transición lenta por las circunstancias particulares del país (productor de crudo), ya que hay un rezago importante en energías limpias", dijo a esta agencia Elvira Macín, especialista en derecho energético internacional.
"Urge proteger el frente energético, combinar intereses con países exportadores para evitar mayor caída de precios; reducir impuestos a Pemex y compensar esos ingresos con medidas fiscales emergentes; no construir nuevas refinerías, sino alquilarlas e invertir en energías limpias", escribió Muñoz Ledo la semana pasada, desatando un agudo debate.
En cambio, el presidente Andrés Manuel López Obrador está empeñado en construir una nueva refinería, que sería la séptima planta procesadora de crudo del país, con un costo de 8.000 millones de dólares en el puerto petrolero de Dos Bocas, en las costas del Golfo de México en el sureste del país.
Macín comenta que, en comparación de países como Noruega, Finlandia y Escocia, "invertir en energías limpias es una estrategia que debe de ir en paralelo con otras fuentes, pero no puede ser considerada una estrategia de sustitución, porque para México no es viable una transición a energías limpias a corto plazo".
En una gira de trabajo por la ciudad de Mexicali, fronteriza con EEUU, el domingo pasado explotó contra la construcción de un parque eólico en la llamada Sierra Rumorosa, cuando un campesino se quejó del ruido que hacían por la noche los gigantescos "ventiladores", como llama a los generadores que giran con el viento.
El líder de la izquierda nacionalista dijo que ese proyecto era "producto de las transas", es decir trampas "que se hacían en el periodo neoliberal" como califica a los gobiernos de 36 años atrás.
"Pueden decir que se genera energía eléctrica, pero es muy poca, son negocios privados, además se tienen que subsidiar estas empresas, nunca (habrá) más permisos para afectar el medio ambiente, para la contaminación visual, hay que respetar la naturaleza, esto que es patrimonio de la humanidad", proclamó, haciendo temblar al sector de las energías renovables.
Un proyecto costoso
La especialista advierte que construir la refinería Dos Bocas no es una buena estrategia "por su elevado costo, por la complicada situación económica en la crisis del coronavirus y, principalmente, porque su rentabilidad no está comprobada".
"Vamos a terminar en el absurdo de que, en vez de importar gasolinas de EEUU, vamos a tener que importar petróleo, para que pueda operar la nueva refinería", advierte la analista de la industria.
Además de reorientar esa inversión hacia las energías limpias, recomienda "reconfigurar las seis refinerías que ya existen, y que operan a un 40% de su capacidad, para sobrellevar la transición".
Es mejor destinar esa inversión al sector salud, "para resistir el golpe económico de la pandemia", indicó.
Ante la crisis por la enfermedad COVID-19 resulta más viable importar gasolinas del mercado de Norteamérica, el más barato del mundo, según varios analistas.
Por ejemplo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) analizó la rentabilidad de la refinería Dos Bocas, y tras una simulación con más de 3.000 escenarios, concluyó que era solo de 2%.
"En el 97% de los escenarios modelados, el proyecto de la refinería de Dos Bocas destruye valor para Pemex, no debería de ser llevado a cabo", apuntó la evaluación de las políticas energéticas del IMCO.
Macín concluye que también costará más dinero la logística para transportar el combustible desde el atrasado sureste del territorio.
"Dos Bocas se encuentra lejos de los polos de desarrollo de mayor demanda y consumo", puntualizó.
López Obrador afirma que su compromiso es con los olvidados de aquellas regiones.
Por su parte, Gustavo Ampugnani, director de Greenpeace México, dijo a Sputnik que "México ya no es potencia petrolera, la soberanía energética solo posible a través de las fuentes renovables".
Por el contrario, se ha vuelto "altamente vulnerable a los cambios en los precios globales de hidrocarburos".
La soberanía energética "no puede seguir dependiendo del petróleo", subraya Ampugnani.
En un documento, Greenpeace plantea que más del 40% de los hogares del país se encuentra en situación de "pobreza energética", incapaces de satisfacer sus necesidades básicas o bien destinan una parte elevada de sus ingresos a este rubro.
México suscribió los Acuerdos de París de 2015, contra el cambio climático.
Pero se aleja paulatinamente de una trayectoria hacia la reducción de emisiones contaminante, compatible con un objetivo global: evitar el calentamiento del planeta.