En marchas, en los piquetes sanitarios, las performances, en las ollas comunes y en la mismísima primera línea están las mujeres. Ellas día a día y en cada rol que desempeñan se han trasformado en verdaderas heroínas para todos quienes siguen luchando por un cambio sustancial en Chile.
Desde el mismo 18 de octubre de 2019 las mujeres han sido protagonistas de las protestas sociales y ciudadanas en sus diversas formas. Mujeres de Luto, marcha silenciosa de féminas vestidas de negro, con flores en sus manos, que caminan en memoria de los asesinados, heridos, mutilados y presos políticos de la revuelta, son ejemplo de esto.
Madres de la Primera Línea, señoras vestidas de blanco que se manifiestan apoyando a los jóvenes que defienden y batallan con la policía delante de las marchas o concentraciones autoconvocadas, y Un Violador en tu Camino son algunas de las manifestaciones femeninas más recordadas del estallido social chileno.
Mujeres de diversas edades, pensamientos políticos y origen social que se han sumado al movimiento y han desarrollado distintas funciones en este momento histórico que vive el país.
¿Quiénes son "les estudiantes secundaries"?
Y fueron los que en pleno verano declararon el boicot contra la Prueba de Selección Universitaria (PSU), y hoy siguen siendo el motor de las movilizaciones.
Bien sabe de esto Isidora Godoy, joven estudiante quien cumple 17 años este próximo 15 de marzo. Es hija única, feminista y cursa el cuarto medio en el colegio Santa Cruz. Sus materias favoritas son las de área humanista y la música. Le interesa estudiar Derecho a pesar de no estar de acuerdo con el actual sistema carcelario en Chile.
Justamente, estar en un colegio privado pero con subsidio del Estado fue lo que la motivó a participar en el movimiento estudiantil. "Mi interés se genera a partir de estar en un colegio particular subvencionado, becada y ver las diferencias de clase que existían", señala a Sputnik Isidora.
Ella junto a varios de sus compañeros y compañeras fue parte de la histórica evasión de la semana del 18 de octubre.
"Participé en conjunto con mis compañeres, cuando empezó el estallido, fue sentirse parte de todo este proceso. Nunca se nos pasó por la cabeza que el llamado a la evasión iba generar lo que generó. De todas formas, fueron estudiantes autoconvocades los que iniciaron la revuelta en cada uno de los territorios".
A la joven estudiante esta revuelta la emociona: "Le doy un valor supergrande porque después de muchos años el pueblo en su conjunto tomo conciencia de todas las desigualdades existentes en la sociedad. Por lo mismo, las demandas son completamente transversales, y eso es maravilloso, ya que desde ese día todes se empezaron a organizar comunitariamente en asambleas territoriales autoconvocadas".
En opinión de muchos son los y las estudiantes secundarios quienes han estimulado y mantenido la revuelta social. Para Isadora elles solo han sido "un motor impulsor, pero las soluciones reales solamente las podemos dar con el pueblo en su conjunto".
Y sostiene que seguir movilizándose es necesario "porque ninguna de nuestras demandas principales han sido respondidas, porque se le ha buscado una salida al conflicto entre los mismos de siempre, y con sus intereses, de la clase poderosa".
Hoy Isidora es vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios de Chile (ACES), organización contra la cual, a principios de enero, el Gobierno presentó querellas y una denuncia por Ley de Seguridad del Estado. Sus principales representantes fueron acusados de haber incitado el sabotaje de la PSU.
Sin embargo, esto no amedrenta a la joven, "no le temo a la persecución, creo que lamentablemente estamos en un estado policial, frente a esto no tenemos que dejar de decir lo que pensamos y nunca bajar los brazos".
Las mujeres de la primera línea
Una de ellas "Tamara", quien desde el primer día llegó a la Plaza de la Dignidad. "Estamos desde el día uno, desde que empezó todo. Quedó la cagada y teníamos que salir todos, salir a la calle. Era lo que estábamos esperando", relata a Sputnik esta joven madre de dos pequeños.
Con unos 27 años aproximadamente y auxiliar de la Salud, esta mujer por razones de seguridad no nos entrega mayores detalles de su vida, sí de sus convicciones y por qué se sumó a las manifestaciones.
Tras estar casi cinco meses en la primera línea de la Plaza de la Dignidad, Tamara nos explica cómo poco a poco se fueron conociendo y especializando en las funciones que se deben hacer en las manifestaciones de protesta.
"Acá al principio, no había nadie que ayudara, no había gente de los primeros auxilios. Nos ayudábamos entre nosotros mismos. Fue una cosa hermosa, todos los días, todos apañándose [apoyarse] unos a otros. Nadie se conoce y después todos amigos, todos ayudándose, todos con una misión. Una cosa hermosa".
Tareas que se reparten entre quienes portan los escudos, quienes lanzan piedras, quienes pican la acera para tener proyectiles; funciones que según Tamara buscan proteger a la gente que viene a manifestarse"porque si no estamos es difícil que la gente hubiese podido protestar, los pacos los hubiesen herido y habría mucha más gente sin ojos".
"Todos los días acá yo aportando con las piedrecitas para las hondas [resorteras], que ahí los cabros se demoran en buscar las piedras y yo les busco las piedras precisas, y además de mandarles la energía para que le den poder a esa piedra. Salvando y protestando para cambiar las cosas", confiesa Tamara.
Ella asegura que no lanza piedras porque reconoce que hay tener fuerza para hacerlo, pero distingue el rol fundamental de las mujeres de la primera línea. "Los hombres son más fuertes, cosa de fuerza física, pero las chiquillas tenemos cualquier aguante y estamos ayudando en lo que se puede", explica.
"Porque es una cosa espontánea, ayudar, apoyar, ya sea amarrando algo que se soltó, un escudo, ayudando con agüita de bicarbonato, o con las piedras. Yo mis manos de femeninas nada, las uñas para la cagá [muy mal], pero no importa porque eso te enorgullece el corazón, porque es emocionante estar acá", declara Tamara.
En sus palabras explica la necesidad que existan todo tipo de manifestaciones incluso aquellas consideradas más violentas."Porque dejar la cagá es demostrar toda la rabia que uno tiene guardada. Estar en la casa no sirve de nada, hay que venir y demostrar de cualquier forma. Hay días que uno hace más y otros que hace menos, pero ya estando acá se siente toda la fuerza de aquí. Es verdad, se siente la energía y apoyándonos todos es la única manera".
"Porque ya se protestó masivamente y se fue para la casa y no pasó nada, porque solo te escuchan cuando se asustan. No estamos pidiendo nada gratis, por ser luchadores esforzados, obreros y trabajadores y las mujeres que se sacan la chucha [esforzarse], por todo, por todo. Ellos los ricos hacen lucas [dinero] con nuestra plata. Hay que seguir no se puede parar, por los muertos, por los heridos".
Para este 8M, Tamara está segura que las mujeres van a salir en masa "con todo los que tenemos dentro a expresar toda la rabia y todo lo que queremos demostrar y que hemos callado tanto tiempo. Y vamos a estar las 'primera línea' con todo, luchadoras, guerreras, lo máximo".
Cuidando a los que protestan
Las manifestaciones en el país han dejado un saldo de decenas de muertos, miles de heridos y cientos de detenidos. En la mayoría de las ocasiones, estas protestas han sido reprimidas violentamente, hechos por los que no solo la primera línea sino también gran parte de los participantes se han preparado para protegerse y ayudar al que lo necesite.
"Comencé en el puesto médico principalmente, y a partir de la violación a los derechos humanos que comenzó a suceder por parte del aparato represor hacia los manifestantes es que vi la necesidad de quizás aportar desde mi expertice médica a estos chicos que estaban llegando heridos, y conociendo la realidad de los hospitales y que no iban a dar cobertura a los heridos", señala Jaqueline Lara, paramédica, psicóloga e integrante de un puesto sanitario del centro de Santiago.
Jaqueline trabajó 14 años en sistema público de salud de Santiago, está divorciada y es mamá de dos hijos, de 17 y 11 años. El mayor también es brigadista igual que ella. Señala que la formación solidaria y con mucha conciencia social que le entregó su padre ha sido muy importante para que ella participe activamente en el apoyo de los manifestantes.
Participación que también se fue organizando e involucrando en forma activa a las mujeres: "Nosotros nos vimos en la necesidad de formar cuadrillas, prepararnos un poco, crear un sistema de inteligencia y comenzar a salir a las calles en estas brigadas de rescate mixtas, donde siempre fuimos incluidas las rescatistas y los chicos que apoyan en seguridad".
"Además las mujeres éramos principalmente de salud y hoy en día tenemos chicas que son cuadrilleras y que van a cargo de la cuadrilla; es la que se llama 'tanque', que es la que va adelante, y tienen el mismo peso y respeto por parte del equipo. Hay una igualdad de género en los roles", agrega.
Frente al ataque directo de la policía a las brigadas sanitarias, la voluntaria declara que siempre existe el temor de ser objeto de una agresión, ya sea por bomba o perdigones que se siguen usando.
Estar todos los días de manifestaciones rescatando heridos y vencer el miedo de ser atacados es para muchos una acción heroica, sin embargo, para Jaqueline, quien reconoce el cariño y reconocimiento que le hacen en la calle, son otros los verdaderos valientes.
"Yo creo que una se siente un poco héroe. Pasamos y la gente nos aplaude, entonces sentimos ese reconocimiento, ese cariño. Creo que, para mí, lo héroes principales son los que están dando la cara, los que están en la lucha directa con el aparato represor, los chicos de primera línea son para mí los primeros héroes".
Las chicas lo pueden todo
Para cada una de estas tres representantes de lo que es la revuelta social, las mujeres son fuertes, solidarias y cariñosas. Capaces de dejarlo todo sin dejar nunca de ser féminas.
"Nosotras las mujeres somos poderosas, nos sacamos la chucha por nuestras familias y ahora acá en la calle, en la primera línea, en los primeros auxilios y en cada tipo de manifestación, porque somos las que mejor sabemos la mierda en que nos tienen", denuncia con fervor Tamara.
Para Isidora, el rol que deben tener las mujeres en el nuevo Chile al que aspiran y por el que han dado la pelea es claro: "Sin ellas, sin nosotras, está lucha no podría ser posible, el rol que cumpliremos es seguir organizándonos y luchando hasta que la dignidad se haga costumbre".