"En realidad los vínculos entre La Paz y La Habana habían caído en un proceso de progresivo debilitamiento desde la llegada misma de Jeanine Áñez al poder, con inocultables intenciones de borrar toda huella dejada por Evo Morales", afirmó el politólogo y docente de la universidad de El Alto.
El Gobierno de Áñez, instalado tras la caída de Morales en noviembre, anunció el 24 de enero la suspensión de relaciones diplomáticas con La Habana, denunciando como agravio "inadmisible" un mensaje del canciller cubano Bruno Rodríguez calificando a la gobernante como mentirosa y "golpista autoproclamada".
"Más allá de cuánta veracidad hay en el intercambio de duras expresiones entre ambas partes, el problema de fondo se origina en el cambio de política internacional de Bolivia, desde la posición antiimperialista de Morales al actual entusiasta acercamiento de La Paz hacia Washington", señaló Balcázar.
Recordó que pocos días después de llegar al Gobierno y sin un acuerdo de reciprocidad con Washington para reponer embajadores después de más de 11 años, Áñez designó un "embajador especial" en Estados Unidos y liberó unilateralmente a los estadounidenses del requisito de visa para ingresar a Bolivia.
Balcázar señaló además que la canciller boliviana, Karen Longaric, realizaba esta semana una inusualmente prolongada visita a Washington, durante la cual se reunió con el secretario de Estado, Mike Pompeo, para definir cooperación en diversas áreas, inclusive en materia electoral.
Estados Unidos hizo por su parte anuncios de restablecimiento de privilegios aduaneros para Bolivia, aunque no confirmó versiones de La Paz sobre conversaciones para el eventual retorno de las agencias norteamericanas antidrogas (DEA) y de cooperación al desarrollo (Usaid), expulsadas por Morales.
La suspensión de relaciones de Bolivia con Cuba fue ejecutada tres días después de que el Subsecretario para Asuntos Políticos de la Secretaría de Estado de Estados Unidos, David Hale, visitara a Áñez en La Paz para anunciar un pronto intercambio de embajadores.
Seis días antes había estado en la capital política boliviana otro importante enviado de Washington, Mauricio Claver-Carome, del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, quien dijo que había viajado para "apoyar en nombre del presidente (Donald) Trump en esta transición que se está llevando a cabo" en el país.
El 23 de enero, anticipándose a la suspensión de relaciones, el Gobierno de Áñez rescindió unilateralmente un contrato de provisión de urea a Cuba, con el argumento que el precio fijado durante la pasada administración de Morales era muy bajo.