"En 2019, el país se mantuvo en el peor nivel de la serie histórica del Índice de Percepción de Corrupción (IPC) con apenas 35 puntos (…) con ese resultado Brasil cayó otra posición en el ranking de 180 países y territorios, quedando en el puesto 106", informó la organización en un comunicado.
La escala del IPC va de 0 a 100: el cero significa que el país es percibido por sus ciudadanos como altamente corrupto, y el 100 que se ve como muy íntegro.
Entre los países de América del Sur, Brasil está por detrás de Uruguay, Chile y Argentina, y por delante de Bolivia, Paraguay y Venezuela.
Los países que lideran el ranking son Dinamarca, Nueva Zelanda y Finlandia, mientras que los considerados más corruptos, con notas cercanas a cero, son Siria, Sudán del Sur y Somalia.
La organización recuerda que en las elecciones brasileñas de 2018 la lucha contra la corrupción fue un argumento central, y que los resultados estuvieron muy influenciados por ese tema.
Sin embargo, el país atravesó el año 2019 sin aprobar reformas que atacasen las raíces del problema.
"Hubo pocos avances y retrocesos en serie en el aparato legal e institucional anticorrupción", afirma Transparencia Internacional.
También subraya el aumento de los "intentos de interferencia" del Gobierno que preside Jair Bolsonaro en órganos de control, con sustituciones polémicas en la Policía Federal, en Hacienda y en la Procuraduría General de la República.
Además, apuntan que en el Congreso Nacional se aprobaron leyes que debilitan aún más la transparencia de los partidos y el control del gasto público en campañas electorales.