"En Bolivia ha habido un atropello a la soberanía de nuestra patria por personas encapuchadas, presumiblemente armadas, que quisieron entrar (a la residencia de México) a sacar personas que están denunciadas por la justicia boliviana", dijo en breve diálogo con la prensa local el ministro de la Presidencia, Yerko Núñez.
El ministro más próximo a la presidenta de facto Jeanine Áñez hizo la declaración horas después de que la delegación de la UE en La Paz dijera en un comunicado que la expulsión de los diplomáticos españoles era "una medida extrema e inamistosa".
"Eso no es amistoso, por eso es que nosotros como Gobierno hemos procedido a declarar personas no gratas, porque no es amistad el venir a querer sacar a personas que están seriamente denunciadas (...), hay las vías diplomáticas para hacerlo", remarcó Núñez.
Entre los refugiados en la sede mexicana en La Paz está el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, hombre fuerte del Gobierno de Morales y acusado, junto con el expresidente, de sedición y terrorismo por su supuesta responsabilidad en las protestas que siguieron al golpe que encumbró a Áñez.
Núñez reiteró una declaración de Áñez en sentido de que las expulsiones no deberían afectar las buenas relaciones de Bolivia con México, España y también Argentina, considerando en que este último país está Morales, en espera de recibir la declaración de refugiado político.
"Pero no compartimos las decisiones que han tomado algunas autoridades (de esos países) de querer defender a personas que están procesadas y buscadas por la Justicia en nuestro país", insistió.
La embajadora de México en La Paz, María Teresa Mercado, partió de regreso a su país.
Los representantes españoles tenían plazo hasta este jueves 2 para salir de Bolivia, según el anuncio hecho por la presidenta Áñez.