"La Comisión condena categóricamente esa acción policial e insta al Estado a iniciar, sin demora una investigación seria, imparcial y eficaz de los hechos", resaltó la organización en un comunicado.
La CIDH pidió también que se identifique y se juzgue a los responsables y que se repare a las víctimas de la violencia y a sus familias.
Además, apunta que cuando visitó Brasil en 2018 se identificó que, en un contexto de discriminación estructural, la policía realiza operaciones centradas en comunidades pobres sin observar las normas internacionales de derechos humanos y sin mandatos judiciales.
La CIDH recordó que el Estado brasileño debe garantizar la participación de las comunidades en las estrategias, e hizo un llamamiento para que "revise sus protocolos de seguridad con un foco en derechos humanos".
La llegada de la policía militar provocó el pánico y tumultos entre los asistentes, lo que hizo que las personas, atrapadas en dos callejones, se pisotearan hasta provocar las muertes.
Según la secretaría de Seguridad del estado de Sao Paulo, la acción de la policía ocurrió durante una operación, cuando dos sospechosos en una motocicleta dispararon contra los agentes y huyeron.
Sin embargo, víctimas y testigos afirman que la policía cerró la calle donde se estaba celebrando la fiesta y que usaron gas lacrimógeno y pelotas de goma sin que hubiera enfrentamientos.
La CIDH remarcó que según informaciones públicas y videos disponibles, "los policías cometieron malos tratos y abusos de manera indiscriminada contra jóvenes que se dispersaban en el área de actividades culturales".
El gobernador del estado de Sao Paulo, Joao Doria, admitió por primera vez que hubo abusos policiales y dijo estar "en shock" por las imágenes en que un agente arremete con una barra contra jóvenes que estaban en actitud pacífica y abandonando el lugar.
Doria, quien también prometió revisar los protocolos y entrenamientos policiales, se reunirá la semana que viene con parientes de las víctimas.