Ferreira, hijo del histórico caudillo del Partido Nacional uruguayo Wilson Ferreira Aldunate, dijo a Sputnik que los últimos meses del mandato de Almagro al frente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirman que su gestión no estuvo al servicio de los países latinoamericanos sino que se trató de "un puente de la política exterior de EEUU hacia América Latina".
El 31 de octubre, Almagro se reunió con el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, en Quito. Allí, el titular del organismo regional felicitó al mandatario "por las decisiones que fue tomando durante todo el período de protestas y cómo supo muy sabiamente aislar la protesta social de los violentos, de la criminalidad, de la vocación política que no respeta los principios de la democracia y los derechos humanos".
La represión policial de las manifestaciones, sin embargo, dejó un saldo de 11 personas fallecidas y miles de detenidos, en su mayoría de formas "arbitrarias e ilegales", según reportó la Defensoría del Pueblo de Ecuador.
Para Ferreira, las diferentes posturas de Almagro en torno a Bolivia y a otras elecciones como la de Honduras en 2017 demuestran la dualidad de criterio del líder de la OEA. Ferreira, quien ejerció como observador electoral en el organismo hasta 2016, señaló la inacción de Almagro en el proceso electoral hondureño, a pesar de que "la misión de observación electoral declaró las elecciones ilegítimas y absolutamente fraudulentas".
"Sin embargo, basta con que un dirigente opositor diga, sin ningún fundamento documental, que hubo fraude en las elecciones de Bolivia para que el secretario general interviniera directamente", cuestionó.
Ferreira, cuyo último cargo público en Uruguay fue como directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) entre 2013 y 2017, aseveró que el tipo de intervención que está haciendo Almagro en Bolivia "es violatorio de la carta de la OEA, que establece que las misiones electorales deben tener independencia técnica". En ese sentido, criticó que "antes de que la misión se pronuncie, Almagro ya está haciendo declaraciones".
El expresidente de la INDDHH en Uruguay también cuestionó la postura de la OEA cuando en Bolivia "no hay una sola acta de una mesa electoral cuestionada por el líder opositor cuyos resultados no coincidan con lo que computó el Supremo Tribunal Electoral".
En su informe final, Ferreira dejó constancia de este contexto y advirtió sobre la falta de representatividad de Jovenel Moise, quien resultó electo en esa instancia. Sin embargo, recordó, "Almagro pretendía que mi informe terminara diciendo que las elecciones habían transcurrido en paz".
El entredicho entre ambos culminó con la renuncia de Ferreira a las misiones de la OEA y la modificación inconsulta de su informe, cuya presentación pública debió "improvisar" ante el Consejo Permanente de la organización.
"Se nota clarísimamente un doble estándar cuando las revueltas son mínimas y se agotan en sí mismas y cuando son protestas sociales reprimidas violentamente como en Chile, Ecuador, Argentina o Brasil", sostuvo.
El truco de Almagro para lograr su reelección
A pesar de haberse alejado de Almagro, Ferreira continúa siguiendo de cerca la gestión de su compatriota, de quien incluso llegó a ser el único invitado internacional a su asunción en Washington. De hecho, Ferreira recordó que el comienzo de la gestión del exministro de Mujica generaba pocas expectativas en los países que actualmente le dan su apoyo.
El exparlamentario apuntó que originalmente Almagro se rodeó de "un círculo progresista" de asesores que, poco tiempo después, fue sustituido por otro "más conservador". Finalmente, apuntó, "terminó en un alineamiento casi que vergonzoso con la política exterior de Estados Unidos".
De cara a una nueva elección de secretario general para el período 2020-2025, el apoyo a Almagro no se inició en su país natal sino en Colombia y EEUU, reconoció el propio Almagro. En julio de 2019, el presidente colombiano, Iván Duque, envió una carta a su par uruguayo, Tabaré Vázquez, para "solicitar" el apoyo de Uruguay a la reelección del presidente de la OEA.
Vázquez respondió en agosto que la discusión de una reelección en esa fecha era "excesivamente anticipada". El mandatario uruguayo recordó además que, debido a los tiempos de la OEA, la elección de un nuevo secretario general se realizaría luego del final de su mandato (el 1 de marzo de 2020), y dejó la decisión en manos del próximo Gobierno uruguayo.
Varios países intentaron sin éxito adelantar la elección para el 2019 con el fin de asegurarle a Almagro algunos votos como el del presidente argentino, Mauricio Macri, quien concluye su mandato en diciembre de este año. Según Ferreira, Almagro optó por mantener la elección para 2020 "anhelando que en Uruguay gane la oposición".
Si bien Almagro ya contaría con el apoyo de países como EEUU, Colombia, Chile, Ecuador o Brasil, el secretario general necesita 18 de los 34 votos de la asamblea general para ser reelecto. Para Ferreira, el voto de Uruguay sería importante para Almagro, dado que "sería un hecho sin precedentes que no tenga el voto de su país natal, que además es el que lo propuso originalmente".
Es decir, si el partido que expulsó a Almagro pierde las elecciones nacionales el 24 de noviembre, su reelección en la OEA podría contar con el voto de su país con el nuevo Gobierno. Según proyectan medios uruguayos, la coalición del Partido Nacional y el Partido Colorado podrían aceptar la continuidad de Almagro, aunque sus líderes lo hayan criticado en el pasado.