Los bancos locales ya no podrán tomar las polémicas Leliq como encajes, que son el porcentaje de recursos (caja) que deben mantener congelados los intermediarios financieros que reciben captaciones del público, o sea, lo que no pueden reutilizar para inversiones ni préstamos. En este caso, era integrable el 10% con Leliq de un encaje total de 45%.
El nuevo "cepo" al dólar establecido por el Gobierno macrista este lunes 28 de octubre después de las elecciones, en las que triunfó como presidente electo el candidato de la oposición, Alberto Fernández, limita a 100 dólares mensuales por persona la compra de divisa en efectivo por ventanilla y a 200 por cuenta virtual.
"Incluso si los ahorristas cancelaran los depósitos, no podrían ir a comprar más dólares que los permitidos en el mercado formal, y en el informal la diferencia de valor es muy elevada. Con lo cual desarmar las Leliq no tendría una presión inmediata sobre el dólar", estimó el economista.
Cantamutto aclaró, sin embargo, otro supuesto detrás: la mayor parte de los depósitos ya fueron cancelados en el período entre las elecciones primarias en agosto y las elecciones generales el 27 de octubre. En ese intervalo, las tenencias, especialmente en moneda extranjera, se desplomaron a niveles históricamente bajos.
Las Leliq y la inflación
Las Leliq son una de las herramientas de contracción de la economía utilizadas por el Gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, para "secar" la plaza, es decir, absorber pesos del mercado para evitar el crecimiento de la inflación así como desincentivar la corrida de los depósitos al dólar.
"El desarme de las Leliq trata de darle cierta sostenibilidad al sistema cambiario y financiero, ya que hacían inviable cualquier tipo de préstamo productivo. Los pesos sobrantes por la cancelación no tienen por qué tener una relación directa con la inflación, que en este momento está empujada principalmente por la devaluación del dólar y por el impacto de los aumentos en las tarifas", aseguró Cantamutto.
Desarmada la bomba de las Leliq, ¿y después?
Meses atrás, el presidente electo había criticado fuertemente el costo de que el Estado continúe pagando 45 millones de dólares diarios por las altísimas tasas de interés de estas obligaciones en pesos de corto plazo, pagadas a las entidades financieras locales, únicas beneficiarias del mecanismo, y prometió bajarlas.
En el período de un año (a principios de octubre de 2019), el Banco Central pagó casi 10.000 millones de dólares en intereses de las Leliq. El stock total de estas letras asciende aproximadamente a 25.000 millones de dólares, que equivale a 40% de las reservas del Banco Central, comparable a 5% del PBI.
Cantamutto llamó la atención sobre la necesidad imperiosa de reestructurar los vencimientos de los grandes títulos de deuda del Estado nacional, incluyendo aquí el propio préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo próximo desembolso estipulado en el acuerdo, de 5.400 millones de dólares, está pendiente.
"Sin reprogramar estos vencimientos, la cantidad de dólares disponibles, incluso contando con con el dinero del FMI, sería escasamente la misma cantidad que los vencimientos de deuda de aquí a fin de año. Con lo cual el Gobierno estaría entregando un Banco Central sin reservas. Esta es la auténtica bomba de tiempo que hay que desactivar", alarmó.