"Firmes vigilantes de que se respete la voluntad popular expresada en las urnas (...), nos declaramos en estado de emergencia y movilización nacional con una primera concentración nacional el miércoles 23 de octubre a mediodía", dijo en un comunicado la Coordinadora Nacional por el Cambio (Conalcam).
La alianza de sindicatos, asociaciones populares y otros movimientos que sustenta al Gobierno de Morales se pronunció tras reunirse con el gobernante en la Casa Grande del Pueblo, sede presidencial, tras las violentas protestas contra el denunciado fraude que ocurrieron entre la tarde del 21 de octubre y la madrugada del 22 de octubre.
Repitiendo una denuncia que hizo el gobernante la semana pasada, Huarachi acusó a la oposición derechista de estar "intentando realizar un golpe, un atentado a la democracia y a la estabilidad social".
El líder sindical responsabilizó al candidato opositor Carlos Mesa por los disturbios, que incluyeron incendios parciales en dos tribunales electorales regionales y el derribo de una estatua del expresidente venezolano Hugo Chávez en una ciudad amazónica.
El dirigente añadió que la concentración del 23 de octubre, en una plaza de La Paz, será parte de una "movilización pacífica permanente en defensa del voto popular y de la victoria del compañero Morales", quien lograría un cuarto mandato consecutivo de confirmarse los resultados preliminares que le daban ventaja en primera ronda.
Huarachi rechazó las denuncias opositoras de fraude, calificándolas como "pretexto para no aceptar una derrota y convulsionar el país", y aseguró que los observadores internacionales presentes en el país podían verificar la transparencia del proceso electoral.
Según el Órgano Electoral Plurinacional de Bolivia, Morales, del Movimiento al Socialismo (MAS), que ocuparía por cuarta vez la presidencia de su país, encabeza la votación con un 46,4%, seguido por Mesa con un 37,07% de los votos.