“El causante del levantamiento y la rebelión popular es el propio Lenín Moreno que sigue las órdenes del FMI”, afirmó Christian Castillo.
El mandatario ecuatoriano responsabilizó al exmandatario Rafael Correa (2007-2017) y al presidente venezolano Nicolás Maduro de la crisis política que puso en jaque su gobierno.
“Los gobernantes siempre pretenden encontrar alguna explicación en otro lugar, pero en realidad el pueblo ecuatoriano no quiere seguir sufriendo las consecuencias de un ajuste brutal y por eso ha salido masivamente a las calles”, ponderó Castillo, integrante del Frente de Izquierda de los Trabajadores (FIT).
Ante las dificultades fiscales y de endeudamiento externo con las que lidia el Ejecutivo, Moreno recurrió al FMI y firmó con el organismo un rescate por 4.200 millones de dólares.
A cambio del préstamo, el Gobierno tuvo que implementar un recorte en las políticas públicas, con una quita de subsidios al diésel y a la gasolina, entre otras medidas que incluyen la eliminación de los aranceles para las importaciones.
Las protestas se intensificaron el fin de semana, con cientos de detenidos, lo que llevó a Moreno a adoptar el estado de excepción.
El 7 de octubre las comunidades indígenas iniciaron una marcha hacia Quito para sumarse a las manifestaciones, y fueron recibidas con gases lacrimógenos por la policía.
En ese marco, Moreno anunció el mismo día que el Gobierno se mudaría temporalmente a la ciudad de Guayaquil (oeste).