El nuevo embajador estadounidense en Turquía, David Satterfield, ha hecho una propuesta verbal a Ankara. Esta vez, EEUU está listo para firmar un nuevo acuerdo sobre la entrega de los cazas F-35 de quinta generación.
Satterfield no ha sido el primero en mencionar el posible regreso de Turquía al programa de suministros de los F-35. El senador republicano Lindsey Graham se reunió el pasado 22 de septiembre con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan.
Durante la cita con Erdogan, el político estadounidense expresó su deseo de alcanzar una relación más estrecha en lo estratégico con Ankara y "tratar de devolverla al programa F-35", informó la agencia de noticias Anadolu.
Parece bastante improbable, no obstante, que EEUU renuncie a sus exigencias anteriores y venda los F-35 sin que Ankara se niegue a usar los S-400 rusos. Hay que recordar que Washington teme que los sistemas rusos de defensa aérea aprendan a identificar y rastrear a los cazas estadounidenses de quinta generación.
Hasta el día de hoy, los políticos y militares de EEUU han tratado de encontrar una manera de convencer o seducir a Turquía para que acepte sus condiciones, pero no parecen entender que el país otomano no va a sacrificar su defensa y sus buenas relaciones con Moscú para complacer una sola vez a Washington.
Problema sirio
Graham puso de relieve asimismo que Turquía es "un aliado importante no solo en lo que se refiere a Siria, sino en la región entera —de Oriente Medio—". Pese a estas palabras amables, los intereses de Ankara y Washington no siempre convergen. En Siria, por ejemplo, los militares estadounidenses prestan apoyo a las unidades kurdosirias, a las que los turcos consideran "terroristas" o cómplices de los "terroristas kurdos" que operan en territorio otomano.
Los norteamericanos buscan preservar las buenas relaciones con los turcos, puesto que ansían garantizar sus propios intereses en Oriente Medio, declaró a Sputnik Erdogan Karakus, teniente general retirado de la Fuerza Aérea turca.
"Washington no quiere perder un aliado como Ankara a causa de la disputa sobre los suministros de los F-35. Al preservar a Turquía dentro del programa F-35 y venderle los sistemas Patriot, esperan contenerla dentro de ciertos límites respecto a sus siguientes acciones al este del Éufrates", aseveró.
Según el militar turco, Ankara muestra su determinación en cuanto a la creación de una zona de seguridad al este del Éufrates. Teniendo en cuenta que EEUU no ha logrado disuadir a Turquía de una operación al este del río, Washington trata de convencerla al menos de implementar un plan limitado y crear una zona de seguridad de una longitud de cinco millas —ocho kilómetros—, señaló.
El experto cree que EEUU entiende que la adquisición de los S-400 rusos no desembocará en la filtración de datos sobre el F-35.
Aliado perdido
Estados Unidos se encamina irremisiblemente a la pérdida de Turquía como aliado. Ankara se aleja cada vez más de Washington y opta por el acercamiento a Rusia y al mundo asiático, declaró a Sputnik Ceyhun Bozkurt, director de la revista Yorunge y del sitio web de noticias SuperHaber.
En caso de que Turquía sí decidiese fortalecer sus relaciones con Washington, no tendría necesariamente que estropear sus vínculos con los países euroasiáticos y continuaría su política de mantenimiento de los equilibrios.
Además, Bozkurt coincidió con Karakus en que las propuestas de los altos cargos gubernamentales norteamericanos tienen que ver con el intento de EEUU de no permitir acciones bruscas por parte de Turquía en suelo sirio.
Incluso la mejora en las relaciones entre Ankara y Washington no será suficiente para alterar la posición turca respecto a los territorios al este del Éufrates y las zonas de seguridad. Y Washington está al tanto de la determinación de la parte turca, concluyó.