"El contexto que estamos viviendo en la frontera sur está dominado por el reforzamiento de las estrategias de seguridad nacional de EEUU, trasladadas a territorio mexicano por el acuerdo migratorio (bilateral) del 7 de junio, donde la contención migratoria del sureste ejecuta estrictamente en la línea fronteriza", dijo el defensor de indocumentados, con cinco años de experiencia en esa ciudad.
La organización humanitaria pertenece al Colectivo de Monitoreo de Derechos Humanos del Sureste, que integran 15 organizaciones ciudadanas del estado de Chiapas (sur), para documentar los efectos de la nueva política migratoria mexicana.
"Estas acciones propician el reforzamiento del imaginario del uso de la fuerza, uniformada y simbólica, contra los migrantes para disuadirlos de venir o intentarlo de nuevo", que sería la otra cara de la indignación de Gobierno de México por la masacre en El Paso, Texas, sur de EEUU, donde murieron ocho mexicanos hace una semana.
Pero en las últimas semanas, esa centro han constado una drástica reducción de las personas que logran cruzar y llegar a los refugios en Tapachula, obligadas a permanecer en el lado guatemalteco del río Suchiate.
"México repite lo que hace EEUU y le delega el problema humanitario al Gobierno de Guatemala, violando el derecho internacional" sentencia del abogado de indocumentados.
Clima de polarización y segregación
El tema migratorio ha enturbiado el debate político.
Las deportaciones directas de decenas de miles de personas, "favorecen la impunidad porque no permiten la posibilidad de solicitar el derecho a una representación legal", lamenta Vidal.
Es el mismo derecho que México exige para más de un centenar de migrantes mexicanos arrestados durante las redadas del jueves pasado en Misisipi.
Además, las autoridades mexicanas obstaculizan la labor que realizan los defensores de los migrantes centroamericanos y caribeños.
En los últimos días, el centro humanitario ha entrevistado a personas originarias de Haití en la llamada Estación Migratoria Siglo XXI de Tapachula.
Describe que después de estar entre 45 y 60 días, sin atención médica, sin posibilidad de comunicación con el exterior, hasta sus familiares libres tienen dificultad para visitarlos.
Las ONG no tienen acceso a las celdas, solo les permiten acudir a los cubículos del exterior de la estación migratoria.
Detrás del pomposo nombre de ese centro de detención lo que hay es otra realidad.
"Hay galeras desde donde se ejecutan las deportaciones, donde suben a los migrantes a los autobuses que los llevan a la frontera", a poco más de 30 kilómetros de distancia.
Los agentes del Instituto Nacional de Migración también opera las llamadas "perreras", camionetas que llevan indocumentados arrestados al centro de detención, para subirlos a los autobuses de expulsión directa.
Durante la detención, las personas permanecen aisladas y se les impide explicar que su vida corre peligro si las deportan.
Pero expulsar a población caribeña es más difícil.
"Los haitianos y cubanos pueden permanecer encerrados y aislados entre 45 y 60 días, sin posibilidad de hacer llamadas a sus familiares asegura el activista.
La carencia de atención médica adecuada, provocó la muerte esta semana de un haitiano de 34 años.
"Sus compatriotas dicen que sufrió 15 días con fiebres altas, dolor de cabeza y pecho, sin ser trasladado a un hospital, las últimas horas estuvo aislado en una celda, gritando hasta que lo dejaron de escuchar", narra Vidal la tragedia.
Eufemismos de la nueva política
La capacidad de ese centro de detención en Tapachula es de 960 personas, pero siempre está desbordado.
"Las autoridades migratorias tienen un trato racista con las personas de África y Haití, que son segregadas y se les trata peor que a los centroamericanos", denuncia el abogado.
Obligar a los solicitantes de asilo a padecer la detención migratoria tiene un objetivo: "quieren disuadir de que lo intenten, quieren que desistan de su deseo de buscar una mejor vida y por eso las condiciones son intencionalmente precarias".
Esa realidad es ocultada con un lenguaje ambiguo o con eufemismos para ocultar esa realidad en los centros de detención, comenzando por el nombre de la cárcel llamada "Estación Migratoria Siglo XXI".
Cuando cientos de cubanos se han fugado el INM y la cancillería reportan "salida no autorizada y evasión del control migratorio".
Permanecer encerrado y aislado en ese lugar es llamada "estancia provisional"
"En realidad están bajo arresto y las autoridades lo llaman 'alojamiento', cuando sufren la privación de su libertad", y cuando hay redadas o intercepción de migrantes en las rutas, los llaman "rescates".