Aunque parezca extraño, Lucía Malán aprendió a jugar ajedrez en una cancha de baloncesto. Es que los tableros de ajedrez colocados en las tribunas del gimnasio del Club Atlético Plaza de Nueva Helvecia, una localidad de 10.000 habitantes en el oeste de Uruguay, hicieron que Gustavo Rivas, el entrenador, se convirtiera también en instructor de ajedrez.
"Cuando empecé, yo era la única niña y no me gustaba mucho ser la única. Después me acostumbré y me llevaba bien con mis compañeros", recordó Malán, en conversación con Sputnik.
Asistir a una escuela permitió a Malán comenzar a ver el ajedrez como una disciplina a perfeccionar y no solo como un pasatiempo que podía desempeñar con otras personas o a través de internet. "Cuando vas a una escuela, tenés un profesor que te ayuda a estudiar y conocés a otros compañeros que también juegan. Eso en la competencia te ayuda mucho", explicó.
Los primeros torneos de Malán llegaron en 2013. Participó en competencias regionales y pronto comenzó a viajar a Montevideo, la capital, para disputar torneos nacionales a los que era invitada.
Este 2019, ya con 16 años, Malán ya obtuvo victorias en los dos torneos en los que participó. En marzo se consagró campeona nacional en la categoría 'femenino' en un campeonato disputado en Punta del Este. Un mes antes compitió en la categoría Sub 18 del Festival Nacional de Ajedrez de la Juventud, donde resultó vencedora tanto en 'femenino' como en 'absoluto'.
Al vivir en una pequeña localidad, la competencia exige que Malán deba viajar con frecuencia. Una obligación nada sencilla para su madre, que "apoyó desde un principio" pero generalmente no puede acompañarla a las competencias para cuidar a sus otros hijos.
Los éxitos de Malán en los torneos pronto sumaron un nuevo desafío: viajar al exterior. En 2018, la joven integró por primera vez el equipo femenino de Uruguay en las Olimpiadas disputadas en Batumi, Georgia.
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La ajedrecista recordó que Uruguay aún está lejos del nivel que tienen los mejores equipos de ajedrez de América Latina, como Cuba, Argentina y Perú, y del mundo, donde Rusia, EEUU o China dominan los rankings.
Sabiendo que se trata de "torneos muy difíciles", Malán inicia meses antes del torneo una preparación especial con el maestro internacional (MI) Daniel Rivera, entrenador de los equipos uruguayos. La plataforma Skype es en esos momentos la herramienta para salvar la distancia entre Nueva Helvecia y Montevideo y poder mantener los entrenamientos.
Para Malán, enfrentarse a adultos siempre es una buena oportunidad de aprender, ya que "en general tienen más experiencia".
La experiencia acumulada y las buenas actuaciones en Uruguay le valieron un lugar seguro en las Olimpíadas que se realizarán en 2020 en Janti-Mansisk, Rusia. Para Malán, será una oportunidad única de conocer de cerca a la tierra de varios de los mejores ajedrecistas de la historia.
"Rusia es uno de los mejores países en ajedrez y han ganado muchas olimpíadas. A lo largo de la historia han habido muchos ajedrecistas rusos y soviéticos entre los mejores del mundo", recuerda la joven jugadora uruguaya.
Entre ellos, hay uno que despierta especial admiración en Malán: Serguéi Kariakin. El ajedrecista, de 29 años, nació en Simferópol, en la península de Crimea, y en 2009 dejó de competir por Ucrania para representar a Rusia en las competencias internacionales.
Kariakin se consagró como una celebridad del ajedrez mundial cuando en 2016 disputó el Campeonato Mundial de Ajedrez contra el noruego Magnus Carlsen. El ruso, de 26 años en ese momento, casi logra arrebatarle el título al noruego, aunque finalmente fue derrotado en una ajustada final que debió desempatarse con partidas semirrápidas.
"Me gusta cómo juega. Hay muchos [buenos ajedrecistas] más pero en mi opinión es uno de los mejores", destacó Malán.
Malán quizás pueda cumplir su sueño de cruzarse con Kariakin en las Olimpíadas de Rusia que se disputarán en agosto de 2020. Mientras tanto, confía en poder "estudiar, mejorar bastante y jugar mucho mejor" para ese momento.