En junio de 1941, cuando Hitler tenía a toda Europa continental a sus pies y se preparaba para invadir la URSS, el gigante químico alemán IG Farben lanzó una planta para producir caucho sintético, un material vital para fines militares. La fábrica estaba situada cerca del tristemente conocido campo de concentración de Auschwitz y miles de prisioneros fallecieron entre sus paredes por las duras condiciones de trabajo. Después de la guerra, dos altos ejecutivos de la empresa fueron juzgados por crímenes contra la humanidad.
Nadan Feldman, quien está escribiendo una tesis doctoral en la Universidad Hebrea de Jerusalén, dice que IG Farben proporcionó sus servicios a las ambiciones de Hitler gracias a acuerdos de intercambio de tecnología con la empresa estadounidense DuPont.
"Algunos de los acuerdos firmados por las dos compañías dieron a IG Farben el conocimiento clave para su producción, permitiendo a la Alemania nazi iniciar la guerra", dijo Feldman a Haaretz.
En los últimos años, Feldman ha estado excavando en los archivos estadounidenses y alemanes en busca de informes financieros, documentos regulatorios y correspondencia que arrojara luz sobre el papel de DuPont, entonces propiedad de una de las familias estadounidenses más ricas, en el suministro a la Alemania nazi. Después de un arduo trabajo, el investigador ofrece una tesis preocupante: además de los intereses puramente comerciales, la conexión entre las empresas y el régimen de Hitler era ideológica.
"La alianza entre el capitalismo estadounidense y la Alemania nazi ayudó a Hitler a implementar un programa de armamentos sin precedentes en ese momento, y comenzar la guerra mundial", resume Feldman.
Basándose en documentos en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, Feldman descubrió que DuPont, en particular, continuó sus vínculos con IG Farben incluso después de que comenzó la Segunda Guerra Mundial. Así, el último acuerdo entre las dos compañías se firmó en 1940, después de la ocupación de Francia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Las relaciones terminaron solo en septiembre de 1943, cuando Alemania confiscó los activos de DuPont con el resto de las compañías estadounidenses.
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Otro descubrimiento comprobado por el investigador, es el hecho de que durante el ascenso de los nazis, el embajador de Estados Unidos en Berlín, William E. Dodd, advirtió repetidamente a la élite política y financiera de Washington contra Hitler y las consecuencias destructivas de cooperar con él. Pero hasta cierto momento, sus advertencias cayeron en oídos sordos, resume el investigador.
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