América Latina es una de las regiones más desiguales del mundo: sus sistemas de impuestos y transferencias presentan resultados modestos a la hora de reducir la desigualdad. Sin embargo, hay una excepción: el caso uruguayo.
Según los últimos estudios del Banco Mundial, Uruguay hoy tiene el PBI per cápita más alto de América Latina (16,245 dólares), y la menor desigualdad: tiene el índice de Gini más bajo de la región (39,5). ¿Cómo lo logró?
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En abril de 2019 la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP) de Uruguay presentó el estudio "La redistribución del ingreso en América Latina: un enfoque de microsimulación", que analiza el efecto de transferencias e impuestos directos en la pobreza y distribución de ingreso en Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, Uruguay y Venezuela.
El segundo país más redistributivo es Argentina, le sigue Venezuela, Ecuador, Colombia y Bolivia.
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El estudio evidenció que el sistema uruguayo también se destaca en cuanto al impacto en la reducción de la pobreza. "Los índices de Foster-Greer Thorbecke muestran una alta disparidad en términos de población viviendo en situación de pobreza, con menores niveles de incidencia, brecha y severidad de la pobreza en Uruguay, y mayores en Colombia", se lee en el documento.
Desde 2005 "se han llevado adelante un conjunto de políticas públicas que, en su conjunto, han permitido que Uruguay crezca económicamente como nunca antes", dijo Ferreri a Sputnik.
A su vez, el subsecretario explicó que "ese crecimiento se da de la mano de una mayor equidad y justicia social, con una mayor redistribución de la riqueza", que fue reorientada "hacia los sectores más humildes" y al gasto público social; principalmente se invirtió en educación, salud, seguridad y vivienda.
Respecto a la reforma tributaria, se incorporaron "elementos que dotan de progresividad a la recaudación de impuestos", bajo la consigna de que "no importa solo recaudar, sino de hacerlo de manera justa, cobrándole más al que tiene más y gana más", explicó el subsecretario.
En 2007 el Gobierno del Frente Amplio (FA) incorporó el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) con tasas progresivas según los ingresos, sustituyendo el impuesto a los salarios, que cobraba un mismo porcentaje a todos los contribuyentes, sin importar el monto del ingreso.
Con el IRPF "la recaudación fue variando en cuanto al peso fiscal en función a los deciles de ingreso de la población: hoy los deciles más ricos son los que tienen un peso tributario mayor", aseguró. También se gravaron las rentas al capital. "Todo ello dotó de una mucho mayor progresividad al sistema tributario".
El estudio presentado por la OPP analizó qué sucedería si el impuesto a la renta personal de Uruguay fuera aplicado en los demás países. "Este intercambio de políticas sería especialmente efectivo para Venezuela, donde el impuesto a la renta de Uruguay reduciría la desigualdad en 1,14 pp adicionales", señalan.
A su vez, en 2005 se reinstalaron los Consejos de Salario (ámbitos tripartitos de negociación de las condiciones laborales), lo que permitió "que el salario real haya crecido de manera ininterrumpidamente en Uruguay desde ese momento", indicó Ferreri. "El empleo bien remunerado es una de las principales políticas sociales" del FA, agregó.
En ese sentido, Ferreri también indicó que Uruguay ha tenido una "política muy agresiva de promoción" de inversiones productivas, de bienes y servicios, que generan puestos de trabajo de calidad bien remunerados.
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En la web de la OPP se señala que esperan que los resultados del estudio sean considerados al momento de "implementar políticas públicas en países en desarrollo".