Según el general, el 23 de marzo "bajo el control de los servicios secretos franceses, las sustancias venenosas fueron trasladadas desde la ciudad de Serakab" a tres pueblos en Siria. Kupchishin agregó que el ataque de falsa bandera debería ser realizado por los combatientes del grupo terrorista Tahrir Al-Sham (antigua Al Nusra), con la complicidad de los Cascos Blancos.
Según la información de inteligencia, en la reunión entre los servicios secretos de Francia con los insurgentes se discutió la organización de filmaciones que 'probasen' el uso de sustancias tóxicas por parte de Rusia y Siria.
"Los pagos por participar en la filmación de escenas que muestren los efectos del uso de sustancias tóxicas se fijaron en 100 dólares por persona", aseguró Kupchishin.
El jefe del Centro Ruso para la Conciliación en Siria observó que entre el 14 y el 27 de marzo, representantes de los servicios secretos belgas grabaron vídeos de los ataques aéreos de la aviación de Rusia a depósitos con municiones y aviones no tripulados en el territorio de la zona de Idlib, "para usarlos más tarde como evidencia del uso de armas químicas".
Kupchishin llamó a los líderes de los grupos insurgentes abandonar tales planes y unirse al camino de un arreglo pacífico de la situación en las áreas bajo su control.
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El portavoz del Ministerio de Defensa, Ígor Konashénkov, recordó con anterioridad que la parte rusa llamó la atención sobre los intentos de los Cascos Blancos de organizar ataques en la zona desmilitarizada alrededor de Idlib, utilizando agentes químicos, para luego culpabilizar a las fuerzas gubernamentales.