Según explicó el encargado del estudio, Héctor Morillas, en la Roca Sagrada "se observan diferentes exfoliaciones; es decir, presenta pequeñas pérdidas de material, que van laminando zonas de la roca".
El investigador subrayó que "una vez que penetran en el material por algún tipo de pequeño deterioro que se haya ido formando", los microorganismos como algas, musgos o cianobacterias "se adhieren al propio material para poder nutrirse de los minerales de la roca y lo van degradando".
Además de la Roca Sagrada, el equipo de Morillas también analizó el estado de conservación de otras construcciones de Machu Picchu, como templos, casas o áreas de meditación.
"Estamos estudiando las posibles alteraciones en el material granítico debido a posibles incorrectas restauraciones pasadas que se realizaron en ciertos lugares de Machu Picchu", concluyó el investigador vasco.
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