"Más de 11.000 niños sirios que se han visto obligados a huir de sus hogares debido a la guerra, se enfrentan a una situación desesperada este invierno después de que las lluvias torrenciales golpearan la provincia de Idlib, en Siria", dice el comunicado.
La nota indica que las fuertes lluvias causaron inundaciones repentinas en los campos de refugiados, que hicieron "miserables y peligrosas" las condiciones para los menores que "viven en tiendas de campaña endebles y edificios a medio construir sin ventanas ni puertas".
Además, en varias áreas cerraron las escuelas, agrega.
"En años anteriores, los niños pequeños murieron congelados en los campamentos: este invierno, con 1,5 millones de personas que fueron desplazadas en el último año y con la escasez de refugio, mantas y combustible para calefacción, los riesgos son mayores", constata.
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El comunicado señala que el aumento de las hostilidades entre los grupos armados en las últimas semanas retrasó la ayuda de emergencia en algunas zonas, "incluyendo la distribución de tiendas de campaña y mantas a las familias que quedaron sin refugio a temperaturas bajo cero".
Khush añadió que "en los centros de salud que cuentan con el apoyo de Save the Children en el área, a menudo vemos enfermedades que aparecen en condiciones de vida insalubres y de hacinamiento, como infecciones de oídos, ojos y vías respiratorias".
"Los casos de anemia también son comunes, debido a que los niños y las mujeres embarazadas no tienen acceso a alimentos nutritivos", apuntó.
El texto agrega que el reciente aumento de la violencia en Idlib, que es la provincia con "las concentraciones más densas de desplazados internos en el mundo, con un total de 317 campamentos", es preocupante y afecta la población más vulnerable.
A partir del año 2011 Siria vive un conflicto en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a facciones armadas de la oposición y a grupos terroristas.
La solución del conflicto se busca en dos plataformas, la de Ginebra, bajo los auspicios de la ONU, y la de Astaná, copatrocinada por Rusia, Turquía e Irán.
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El 17 de septiembre de 2018 los líderes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, firmaron en Sochi un acuerdo para crear una zona desmilitarizada en la provincia de Idlib, a donde se habían ido trasladando los grupos rebeldes reacios a abandonar la lucha armada contra el Gobierno sirio.