Trump tiene un problema, aunque no se lo haya avisado a Houston. Y es que se niega a aceptar con las pataletas típicas y peligrosas de todo imperio que se sabe en caída final, que el mundo ha cambiado, y que al unilateralismo hace tiempo le tocaron la marcha fúnebre.
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Respecto a lo que ha ocurrido en la pasada cumbre del G20 en Buenos Aires, el analista internacional Nicolás Morás, percibió varios movimientos.
"Hemos visto a un Trump receloso de llegar a cualquier tipo de acuerdo profundo con los socios del G20; a buena parte del 'resto del mundo' corriéndole detrás para moldear la declaración final a su parecer. Hemos visto todo un juego, un poco hipócrita de Trump no queriendo mostrarse muy cerca del príncipe Saudí [Mohammed bin Salmán], a quien apoya vehementemente; hemos visto a Macri presuroso por quedar bien con Dios y con el diablo: reuniéndose un día con Trump que dijo que había estado dialogando [con Macri] sobre la actividad depredadora de China, y al otro día, desmintiéndolo y reuniéndose con Xi Jinping; y un [primer ministro de Canadá] Justin Trudeau un poco descolocado, como si no terminara de insertarse en el nuevo orden que se ha diseñado en el mundo", sentencia el experto.
Lo providencial para Argentina fue llegar acuerdos destacables para sus intereses. En este sentido, Macri firmó con China 35 acuerdos, entre los que se destacan la ratificación del swaps por valor de 9.000 millones de dólares, financiamiento de obras por 1.200 millones de dólares y 5.000 millones que se repartirán en proyectos de diferentes áreas.
Respecto a Rusia, y tras destacar que se ve cara a cara con el presidente, Vladímir Putin, por tercera vez en tres años, el inquilino de la Casa Rosada incidió en que ambos países avanzaron en la agenda de cooperación científica, tecnológica, nuclear, espacial, agroalimentaria, seguridad y defensa, además de pactar en los apartados de salud, pesca, energía y transporte ferroviario.
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Morás indica que "si bien la diplomacia rusa ha sido sumamente respetuosa con el proceso que en este momento existe en la Argentina, […] Macri no está en absoluto de acuerdo con el multilateralismo, más bien al contrario. Se ha consolidado como un esbirro fundamental para la primacía de EEUU en la región. Antes de [el presidente de Brasil, Jair] Bolsonaro, fue el aliado predilecto de Trump, ahora va a perder esa condición. Pero de todas formas se esfuerza por 'hacer los deberes'".
"Algo que ejemplifica muy bien esto es que ha concedido la instalación de tres bases militares y una base de la DEA de EEUU en territorio argentino, algo nunca antes visto en la historia del país en tan breve período de tiempo. Y en general, incluso hasta en las votaciones de la ONU, a veces parece que Macri está siguiendo las órdenes de los 'hermanos mayores'", observa Morás.
Por otra parte, en esta cumbre Macri declaró que en el próximo semestre Argentina y Rusia darán un impulso a la negociación entre el Mercosur y la Unión Euroasiática. Anteriormente, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aventó el balón hacia adelante respecto a un futuro acuerdo entre la UE y el Mercosur.
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En esta cumbre del G20 quedó claro, EEUU en primer lugar, que su unilateralismo acabó. Para consuelo, al inquilino de la Casa Blanca le dieron un caramelito: dejaron de lado en la declaración final, la condena al proteccionismo que comenzó a practicar de forma decisiva y feroz el país norteamericano. En cambio, lo más importante a nivel global, fue que China logró calmar la locura frenética de los aranceles de EEUU, arrancándole una tregua temporal hasta enero de 2019.
"Esta ha sido una oportunidad para que Xi Jinping vuelva a consolidarse como el portavoz de una retórica que tradicionalmente se hacía en Occidente, hablando de una mayor apertura comercial, y en este caso incluso adhiriendo, aunque no es la especialidad de China, al discurso de preocupación por el cambio climático", concluye Nicolás Morás.