"Sería un error muy grave caricaturizar su revuelta como un movimiento extremista manipulado por la extrema derecha o la extrema izquierda. El movimiento de los chalecos amarillos es una expresión viva de la división territorial y social en nuestro país. Expresa la ira de nuestros conciudadanos en las zonas periurbanas y rurales, obligados a buscar viviendas cada vez más lejos de su lugar de trabajo", señalan en una carta publicada este martes en L'Opinion.
"No se trata de renunciar a los impuestos ecológicos, sino tomarse el tiempo para revisarlos de una manera socialmente más aceptable", aclaran.
Las protestas multitudinarias contra el alza de los precios del combustible, conocidas como el movimiento de los chalecos amarillos por el atuendo que llevan los manifestantes, comenzaron en Francia el 17 de noviembre.
El 24 de noviembre, más de 100.000 personas participaron en las manifestaciones que en París derivaron en disturbios y en la detención de unas 130 personas.
Desde el 1 de enero de 2019, el precio de la gasolina en Francia subirá 2,9 céntimos y el diésel, 6,5 céntimos el litro.
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Según la emisora Europe1, en 2018 el precio del combustible diésel aumentó un 23% y el de la gasolina, un 15%.