A mediados de 2018 EEUU llegó a producir 11 millones de barriles por día (bpd), ubicándose entre los tres mayores productores de petróleo del mundo.
Al Rajhi Capital, con sede en Riad, investigó las finanzas de una larga lista de compañías de esquisto de EEUU y descubrió que "a pesar del aumento de los precios, la mayoría de las firmas de nuestro estudio aún sufren pérdidas sin signos de mejora".
El rendimiento promedio de los activos para las empresas estadounidenses de esquisto "sigue siendo un moderado 0,8%".
Deudas contra rentabilidad
Según cálculos de The Wall Street Journal, la mayoría de los 20 productores más grandes de petróleo de esquisto de EEUU gastaron en el primer trimestre de 2018 casi 20.000 millones de dólares más de lo que lograron recuperar de sus operaciones. Solo cinco de esas compañías alcanzaron generar ganancias.
En otras palabras, la industria estadounidense de producción de petróleo de esquisto debería producir casi lo mismo que todo lo producido hasta ahora, solo para pagar sus deudas.
Así, los productores de petróleo de esquisto están obligados a destinar de su producción 1,5 millones de bpd solo para pagar los intereses de los créditos adquiridos. Eso es una producción que no produce ganancias y, por ende, no se puede reinvertir en el desarrollo de la empresa ni de sus reservas.
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Además de los gastos financieros, aumentan también los costes de modernización de las plataformas perforadoras. Lo más lógico sería financiarla con los ingresos de las compañías, pero en su lugar los representantes de la industria prefieren emitir nuevas acciones con lo que solo inflan la burbuja ya inflada. Por ejemplo, entre 2011 y 2016 Pioneer Resources, un jugador clave en la industria de esquisto, ha emitido acciones por un valor de 5.400 millones de dólares.
Habría que tener en cuenta también que en la industria de producción de esquisto mayores gastos no siempre traen mejor rendimiento. Así, la misma Pioneer Resources gastó 1.360 millones de dólares para producir poco más de 30.000 bpd en la segunda mitad de 2017, mientras que el gasto en la primera mitad de 2018 ascendió a 1.700 millones de dólares, para solo producir 41.000 bpd.
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Esto supone que la producción de cada nuevo barril le salió a la compañía más cara que la anterior.
El esquisto no muestra perspectiva de aumento en la demanda
La perspectiva de la industria de petróleo de esquisto causa más preguntas aún.
El problema es que la demanda en gasolina ha estado bajando sus velocidades, incitada sobre todo por el rápido incremento de coches eléctricos en las calles del mundo. Pero el problema principal radica en otro lugar: su procesamiento.
El exceso de petróleo ligero inevitablemente afecta su precio. Así, el petróleo de esquisto extraído en el pozo de Bakken en Dakota del Norte se valora en la bolsa de cinco a seis dólares por debajo del WTI de Texas.
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Y la tendencia es que esa brecha siga creciendo y no les permita a los productores de esquisto alcanzar los indicadores de los productores tradicionales.