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¿Potencia tecnológica? EEUU no puede con las tecnologías nucleares avanzadas

Estados Unidos reconoce formalmente lo que Rusia indicó hace años: el país norteamericano no tiene la intención política ni la capacidad tecnológica para cumplir con el emblemático Acuerdo de Gestión y Disposición de Plutonio ruso-estadounidense que prevé deshacerse irreversiblemente del plutonio de uso militar.
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La noticia llega en forma poco llamativa. La agencia Reuters informó que la Administración Trump había ordenado cerrar el proyecto de la fábrica de combustible nuclear MOX ubicada en Savannah River Site, Carolina del Norte.

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En cuanto a las razones para el cierre, el medio cita el argumento del Departamento de Energía estadounidense sobre el enorme coste de una planta tan especializada: según el organismo, el proyecto requeriría unos 48.000 millones de dólares adicionales a los 7.600 millones ya gastados en el proyecto desde sus inicios en 2007.

En cambio, las autoridades estadounidenses prevén convertir Savannah River Site en un almacén de plutonio, gastando para ello unos 20.000 millones de dólares en un plazo de dos décadas.

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Pero son los detalles no mencionados por Reuters y el Departamento de Energía que generan un mayor interés.

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Lo que no les dicen a sus audiencias los medios y las autoridades estadounidenses es que esta planta iba construyéndose en cumplimiento del Acuerdo de Gestión y Disposición de Plutonio (PMDA, por sus siglas en inglés) entre Rusia y EEUU.

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El emblemático acuerdo fue alabado como un avance importante para el desarme y un símbolo de la cooperación entre dos exrivales de la época de la guerra fría.

Según el PMDA, firmado en el 2000 y vigente hasta el 2025, Rusia y EEUU se comprometieron a convertir 34 toneladas de plutonio de uso militar cada uno en combustible nuclear para las centrales atómicas.

La conversión del plutonio en un combustible nuclear es posible a través de la mezcla de óxidos MOX —mezcla de óxido de uranio natural, uranio reprocesado o uranio empobrecido, y óxido de plutonio— que puede usarse como combustible en ciertos tipos de reactores nucleares.

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No obstante, el proceso es más difícil que la creación del combustible nuclear con uranio, así que se requiere una planta especializada. Varios países del mundo, entre ellos Francia y Japón, dominan estas tecnologías pero no con el plutonio de uso militar que exige las más estrictas medidas de seguridad en las plantas.

Y es más, un anexo para el PMDA firmado en 2010 establece que el plutonio en cuestión debe quemarse en las centrales atómicas para garantizar la irreversibilidad del proceso.

¿Y qué hace EEUU?

Tras lanzar el proyecto de la planta en 2007 con la participación de la empresa francesa Orano (en la época conocida como Areva, uno de los líderes globales en el ámbito nuclear), EEUU no tuvo mucho éxito.

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En 2016, tras gastar unos 7.600 millones de dólares en casi una década sin producir algún resultado, EEUU decidió optar por almacenar el plutonio como desechos nucleares en vez de esforzarse con el combustible MOX y gastar más dinero en la creación de la planta necesaria.

Rusia en reiteradas ocasiones señaló que esta interpretación viola el PMDA. El argumento clave de Moscú es que el proceso de almacenamiento no es irreversible: será posible extraer el material radioactivo y restablecer su potencial para el uso militar.

Y aunque el acuerdo sí prevé cambiar la forma de su cumplimiento, esto debe ser pactado con la otra parte. Según los diplomáticos rusos, EEUU jamás propuso negociar el tema.

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A su vez, Washington rechaza haber violado las cláusulas del PMDA —algo que los propios representantes de Areva admitieron—, así que básicamente se cree en el derecho de cambiar unilateralmente la forma de cumplir un acuerdo internacional.

En 2016, tras las denuncias de Moscú que no obtuvieron una respuesta satisfactoria y las crecientes tensiones diplomáticas con Washington, Vladímir Putin decidió suspender la vigencia del acuerdo.

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Cualquiera que sea la cobertura mediática de esta historia en el país norteamericano, la decisión formal de EEUU de abandonar el proyecto del combustible MOX pone de relieve un hecho poco agradable para Washington.

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En esencia, el Departamento de Energía admitió que no es capaz de crear una instalación nuclear avanzada después de gastarse 7.600 millones de dólares en 11 años.

Aparte de poder cumplir con las cláusulas del acuerdo con Rusia, dominar estas tecnologías es también un asunto de prestigio y de experticia científica en el ámbito nuclear. Resulta que estos niveles están fuera del alcance de Washington.

Peor aún, los 'malditos rusos' lo hicieron con facilidad. Rusia construyó su planta en menos de tres años por unos 250 millones de dólares, y empezó a fabricar el combustible MOX en 2015.

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Además, el país inauguró el reactor de neutrones rápidos BN-800 capaz de procesar el combustible MOX con mayor eficacia.

Así, detrás de una noticia rutinaria sobre el cierre del proyecto de una fábrica se esconde una realidad desagradable para EEUU: su incompetencia tecnológica le obliga a burlar un acuerdo internacional clave para la seguridad mundial.

Claro está, pedir ayuda a los rusos para que construyan la fábrica necesaria o acuerden otro modo de destruir el plutonio de una manera irreversible, está fuera de la agenda de la Casa Blanca.     

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