Las sanciones estadounidenses contra Rusia están teniendo unas graves consecuencias para la industria europea. En particular, las limitaciones impuestas a los proveedores de aluminio rusos dificultarán las cadenas de suministros de tales gigantes industriales como BWM y Airbus, ya que entre el 30 y 40% del aluminio en Europa proviene de Rusia. Esto significa, que compañías como Volkswagen pueden verse afectadas como consecuencia de unas relaciones comerciales que fueron iniciadas hace mucho tiempo.
Pero Francia no será la única en mostrar su oposición a dichas sanciones económicas y pedir que se revisen —la siguiente en venir a Washington de visita será la canciller alemana, Angela Merkel—. En el caso de que sus esfuerzos conjuntos no rindan resultados, pronto Europa se enfrentará a un déficit de aluminio, y ya queda poco tiempo, pues se prevé que las nuevas sanciones contra Rusia se harán efectivas en mayo o junio. Ello significa, que aparte de poder perder su fuente de aluminio, Europa tendría muy poco tiempo para encontrar fuentes de aluminio alternativas.
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Así, la Cámara Ruso-Alemana de Comercio ha estimado que las pérdidas de Alemania supondrán varios miles de millones de euros en unos años. Además, según el análisis del Comité Oriental de la Economía Alemana (VKNE), que a su vez representa la Asociación de la Industria Alemana, se anularían contratos de provisión de aluminio valorados en millones de dólares.
El experto añadió que "la UE intenta mantener su propio rumbo y no quiere que EEUU imponga sus propias medidas de sanciones a sus socios. Paris y Berlín necesitan una política más moderada. Por ejemplo, al cooperar en la construcción del gasoducto Nord Stream 2 Alemania está mostrando su deslealtad hacia EEUU, y Francia también está participando en este proyecto".
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Estos sucesos tienen una especial importancia para los líderes europeos, ya que están ocurriendo en el contexto de una bajada en el crecimiento económico en la Unión Europea. El euroboom económico que observamos durante los últimos 20 meses se está acabando, y el riesgo de una recesión hace que los dirigentes de la UE se muestren más sensibles a las potenciales pérdidas financieras. Así, según los datos del Instituto de Macroeconomía e Investigación Coyuntural (IMK) hay una probabilidad del 32% de que empiece la bajada de producción en 2018, y las nuevas sanciones contra Rusia no contribuirán positivamente a la situación.