Cuando faltan menos de tres meses para las elecciones presidenciales mexicanas, el popular Andrés Manuel López Obrador —más conocido como AMLO— continúa a la cabeza y destacado en los pronósticos, tras resistir con entereza los ataques de los otros cuatro pretendientes al cargo durante el primer debate electoral.
Por ejemplo, en un estudio publicado el 18 de abril por el diario mexicano Reforma, se le otorgaba un 48% de los sufragios frente al 26% de Ricardo Anaya, el representante de Por México al Frente, la coalición que integran el partido conservador PAN y los progresistas PRD y Movimiento Ciudadano. Lo relevante es que la brecha que existe entre ambos (22 puntos porcentuales) se ha abierto desde febrero cuando ésta era de 10 puntos porcentuales.
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Los dos anteriores intentos se produjeron en 2006 y 2012, después de desempeñarse como jefe del gobierno de Ciudad de México desde 2000 a 2005. En 2006 fue derrotado por Felipe Calderón, del PAN, con los resultados electorales más apretados de la historia de México (la diferencia fue del 0,1% de los votos). AMLO denunció la existencia de un fraude electoral, agitó el término "revolución de conciencia" y fue proclamado por sus simpatizantes "presidente legítimo" en noviembre de 2006 en un acto meramente simbólico.
Seis años después, volvió a la carga. Y fue vencido por Enrique Peña Prieto, del PRI. Y rechazó el fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No renunció a su inconformismo.
AMLO no ganó el debate electoral, pero tampoco lo perdió, a tenor de quienes observaron y analizaron cada gesto, cada respuesta de los cinco políticos en liza durante las dos horas que se prolongó el cara a cara en el que tres periodistas hicieron de moderadores y que giró principalmente sobre dos ejes temáticos: la seguridad y la corrupción. El debate televisado, el primero de los tres previstos, fue realizado por el Instituto Nacional Electoral (INE) en el Palacio de Minería, en el centro de la Ciudad de México. El cara a cara no tocó temas de política exterior ni las complejas relaciones con el actual inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, pero indudablemente esos dos asuntos serán incluidos en la agenda de los que deben celebrarse en mayo y en junio.
"El debate sí sirvió para marcar las claras diferencias que existen entre los candidatos. Los mexicanos(as) tienen cinco opciones muy distintas. No creo que sea posible apuntar a un ganador. Pero el debate sí cambia la campaña". Esa fue la respuesta tuitera del famoso presentador, escritor y comentarista de la cadena de televisión Univision, Jorge Ramos.
La amnistía a los líderes del narcotráfico que sugirió en diciembre pasado, siempre que cuente con el apoyo de las víctimas, y que tras la polémica ha ido rebajando, fue indiscutiblemente el centro de los dardos que le lanzaron todos sus contrincantes. El líder de izquierdas evitó concretar de qué se trata la amnistía que propone: "La amnistía no significa impunidad, se ha manejado de manera malintencionada que quiero sacar de la cárcel a todos los delincuentes", afirmó López Obrador, quien, no obstante, insistió en que "no descarta ninguna opción" para lograr la paz. Recordó, además, que en caso de vencer, convocaría un gran diálogo nacional al que invitaría al papa Francisco.
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La iniciativa de AMLO provocó el enojo, especialmente, de Anaya y de José Antonio Meade, apoyado por el gobernante PRI, pero lo cierto es que los ciudadanos mexicanos están cansados de años de corrupción y violencia, por lo que la alternativa que él les ofrece tiene mucho empuje.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK