"El formato de un debate ágil, abierto y flexible, favoreció a Anaya; y desfavoreció a López Obrador (conocido como AMLO), que eludió polemizar, porque no sabe debatir", dijo a esta agencia José Antonio Crespo, académico del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
El autor del perfil político "AMLO 2018 ¿presidente?" sostuvo que el candidato favorito en todas las encuestas "se limitó a repetir sus mensajes de campaña, porque no sabe improvisar, no es ágil para responder, y finalmente se enojó".
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Colocado como blanco de críticas desde todos los flancos, confiado en la fidelidad de su electorado, López Obrador se quedó callado ante las acusaciones sobre sus colaboradores o su estilo de vida personal.
Por el contrario, Anaya se presentó como mejor polemista, "pero no superó las expectativas: no estuvo mal, pero no ofreció nada espectacular", dijo el analista.
En tanto, el oficialista José Antonio Meade, del longevo Partido Revolucionario Institucional (PRI), "se comportó muy articulado y relajado, hizo su mejor papel comparado con su personalidad"; pero en México los debates no suelen mover tanto las tendencias del electorado, acotó.
Como resultado, Anaya podría acortar la distancia: "Con el juego definido entre dos candidatos, podría avanzar otros puntos en los dos últimos debates, pero no se ve fácil", puntualizó Crespo.
La ilusión del voto útil
El mayor obstáculo para atraer el llamado "voto útil" hacia Anaya está en la amarga batalla entre su Partido Acción Nacional (PAN, centroderecha) contra el PRI.
Por esa ruptura centrada en acusaciones de corrupción, Anaya ha resentido el golpeteo por la publicación de una investigación judicial acerca de la venta que hizo de una nave industrial, mediante una supuesta triangulación de dinero sucio.
Manuel de Alba, cineasta y analista de imagen, dijo a Sputnik que los debates "son irrelevantes para la mayoría", lo que impide que inclinen la balanza del voto.
"A diferencia de EEUU, donde ver sudar a un candidato como le ocurrió a Richard Nixon ante John F. Kennedy impactó a la audiencia en 1960, al grueso del electorado mexicano no le importa los debates, están alejado de su realidad".
Eso explica el desdén de López Obrador: "los debates no acaparan grandes audiencias ni como espectáculo, hasta un 70 por ciento queda excluida", estima De Alba.
"Solo cuando la distancia es cercana entre los competidores, un debate impacta en las preferencias entre una minoría de las capas medias", señaló el experto.
Gracias a la preparación de los conductores, en la dinámica discusión, "López Obrador pareció haber asistido obligado y sin intención de polemizar".
Anaya "pareció más suelto y más elocuente"; en cambio Meade se mostró "muy acartonado, hizo su mejor esfuerzo, pero carga en sus espaldas el peso abrumador de la mala reputación del PRI".
La paradoja de la popularidad de López Obrador, de 63 años, está en su personalismo, porque "su partido Morena sin él se reduce a muy poco".
Sin cambios dramáticos
Por ejemplo, ante los señalamientos a su propuesta de amnistiar a criminales, "su respuesta fue deshilvanada y hasta esquiva, porque no se trata de impunidad como le critican", estimó el académico.
Con temas cruciales ausentes, como la crisis de derechos humanos y las víctimas de la destrucción ambiental, "pocos cambiarán su opinión", puntualizó.
"La tendencia podría cambiar dos o tres puntos en las encuestas, hacia arriba o hacia abajo para cada candidatura", puntualiza el profesor de la división de estudios de posgrado de Economía de la UNAM.
"Si no ocurre algo extraordinario, un cambio dramático en su ventaja en las encuestas es improbable", indicó Saldívar.
La encuestadora Votia hizo otro sondeo telefónico tras el debate que puso en empate técnico a AMLO con Anaya, con 32 y 28% respectivamente, con un margen de error de cinco puntos porcentuales.
Pero ante la pregunta "¿Por cuál candidato votaría?" tras la discusión, la preferencia bruta, sin los indecisos, arroja 32% para López Obrador, 22 para Anaya, y 14 para Meade, mientras Zavala y Rodríguez se quedan relegados con cinco y seis respectivamente.
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Antes del debate, la llamada "encuesta de encuestas" del portal Oraculus, que combina decenas de sondeos, colocaba a AMLO con 15 puntos arriba del centrista Anaya, y 22 unidades sobre el oficialista Meade.
Los próximos dos debates serán en Tijuana, Baja California (noroeste) el 20 de mayo y en Mérida, Yucatán (sureste) el 12 de junio antes de las elecciones del 1 de julio.