"Tiene posibilidades, porque esta vez, al contrario de cuando se votó el habeas corpus, se analiza la posibilidad de no ingresar a prisión tras una condena en segunda instancia", explicó Chalita.
Hasta ahora la máxima corte de Brasil consideraba que un condenado podía empezar a cumplir su sentencia después de un fallo en segunda instancia (el caso de Lula), pero el magistrado del Supremo, Marco Aurélio Mello, pretende que sus colegas voten de nuevo sobre el asunto, y podría haber un cambio de opinión.
La magistrada Rosa Weber, por ejemplo, votó contra el habeas corpus que pedía la defensa de Lula, pero dejó establecido que es favorable a revisar esa jurisprudencia del Supremo pues la Constitución establece que una persona pueda apelar su condena en libertad hasta obtener un fallo en última instancia.
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En el opositor Partido de los Trabajadores (PT) de Lula todas las miradas están puestas en ella, dado que su voto podría ser decisivo.
"Esperemos que Rosa Weber cumpla con su palabra", dijo el 8 de abril la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann.
"Hay una presión gigantesca, porque a pesar de que hay jueces en el Supremo que ideológicamente no son tan favorables al expresidente, la medida podría beneficiar a alrededor de 90 políticos de todos los partidos", resaltó Chalita.
A pesar de estar preso desde el 7 de abril, el expresidente Lula es el candidato del PT para las elecciones de octubre y aparece como favorito en todas las encuestas.
El PT remarca continuamente que no tiene un plan B porque recurrirá hasta el final para demostrar que Lula es inocente.
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Por el momento Lula podrá hacer campaña, incluso aunque esté en la cárcel; podrá, por ejemplo, grabar videos para emitir por televisión, aunque los detalles dependerán de lo que decida el juez que lo condenó, Sérgio Moro.
"La detención no impacta, (…) como aún caben recursos la justicia, no impide que un ciudadano, sea Lula o cualquier otra persona, ejerza sus derechos políticos de manera amplia", resaltó Chalita, quien no obstante recuerda que el momento decisivo tendrá lugar en agosto, cuando el Tribunal Superior Electoral (TSE) inicie el registro de las candidaturas.
Es "probable" que el TSE rechace la candidatura de Lula en base a la Ley de la Ficha Limpia, que impide que condenados en segunda instancia sean candidatos, pero lo más seguro es que la defensa de Lula recurra y gane así tiempo para que el líder izquierdista pueda seguir en campaña el máximo de días posible.
Otra hipótesis aún más extrema es que el TSE se retrase, que las elecciones se celebren con normalidad y que el tribunal publique su dictamen una vez que Lula, hipotéticamente, haya competido en las elecciones e incluso ganado.
En ese caso se cancelaría el resultado y se convocarían nuevos comicios, aunque Chalita reconoció que este escenario es "poco probable", porque el TSE dará celeridad al caso de Lula.
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El expresidente fue condenado a 12 años y un mes de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero, y desde el pasado sábado 7 de abril está preso en la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba, ciudad del sur de Brasil.