"Felicito a los elementos de la División de Investigación de la Policía Federal de México por la detención de Erick Uriel 'N', presuntamente relacionado con la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa, quien fue capturado en cumplimiento de un mandato judicial", dijo el responsable del gabinete de Seguridad Nacional en su cuenta de Twitter.
El imputado no opuso resistencia y fue detenido cerca de Cocula, municipio vecino de Iguala, en el estado de Guerrero, donde fueron hallados restos óseos calcinados cerca de un basurero municipal en una barranca, que permitieron identificar al único desaparecido hasta la fecha, en un análisis genético realizado en la Universidad de Innsbruck.
"Intervención decisiva"
La Procuraduría General de la República y la Comisión Nacional de Seguridad informaron a los medios de comunicación que Uriel es "una de las últimas personas que tuvo contacto con los normalistas desaparecidos".
El detenido era parte del circulo del alcalde de la ciudad de Iguala, José Luis Abarca, y de la esposa del edil, María de los Ángeles Pineda, ambos detenidos en la pesquisas.
Más de 150 detenidos
Uriel es señalado "como un generador de violencia en la zona del Río Balsas", dijo por su parte el titular de la unidad especializada en secuestro de la Subprocuraduría Especializada en Delincuencia Organizada, Gualberto Ramírez.
Un Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH) presentó en abril de 2016 un informe sobre las indagaciones federales y señaló que varios detenidos confesaron bajo tortura.
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Además, el grupo descubrió que el entonces director de la Agencia de Investigación Criminal, Tomás Zerón, realizó una diligencia ilegal sin registro en el expediente, al trasladar a un detenido que denunció torturas en helicóptero a la escena del crimen, donde un día después se encontraron restos óseos que condujeron a la única identificación forense de los desaparecidos.
Los delincuentes los habrían confundido con sicarios de un cartel rival, Los Rojos, los asesinaron y quemaron sus cuerpos en una pira en la quebrada del basurero de Cocula, que expertos en fuego del GIEI descartaron como "una pira imposible".
Finalmente, habrían sido lanzados al Río San Juan en bolsas de plástico, a la vera del basurero a cielo abierto del municipio de Cocula, donde fue rescatada una bolsa con restos humanos.
Investigación real
Los militares solo reconocen que un efectivo de inteligencia, que viajaba en una motocicleta, tomó fotografías cuando uno de los autobuses era interceptado por patrullas de policía de un tercer municipio, de Huitzuco, Guerrero, mientras eran detenidos los alumnos que desaparecieron.