Así se expresó en una entrevista con la televisión Euronews, al señalar que "de momento hay muchas especulaciones de que Rusia apostó por Trump y perdió".
"Los cargos oficiales, desde el presidente hasta el ministro de Asuntos Exteriores, y otras personas que se encargan de la política exterior, nunca apostaron y en cambio hablaron de manera muy clara que Rusia está dispuesta a trabajar en cualquier país con un presidente y Gobierno elegidos por el pueblo", dijo Lavrov.
"No podíamos injerir ni injerimos" en el proceso electoral estadounidense, afirmó el ministro recordando que "hace poco un asesor del ministro de EEUU de Seguridad Interior y Ciberseguridad dijo que no hay pruebas de la intromisión rusa".
Según Lavrov, los que acusan a Moscú "se arrinconaron a si mismos con las declaraciones sobre evidencias seguras de la injerencia rusa".
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El diplomático expresó la esperanza de que se cambie el enfoque sobre Rusia que predomina actualmente en Washington.
"Espero mucho que desaparezcan las tendencias dominantes, que observamos en Washington, pero es evidente que no podemos esperar que eso ocurra antes de las elecciones intermedias de noviembre próximo", añadió.
"Es evidente que los demócratas no consiguieron sobreponerse a la derrota electoral que fue todo una sorpresa para ellos, y ahora tratan de amargarle la vida a Trump y al Partido Republicano", dijo Lavrov.
En opinión del canciller ruso, Trump se mantiene en su posición a pesar de tener que hacer concesiones considerando los ánimos que dominan en el Congreso.
"Ya más de una vez Trump se mostró dispuesto a cumplir sus promesas electorales y desarrollar con Rusia unas relaciones mutuamente beneficiosas y de respeto mutuo", remarcó Lavrov.
La oficina del fiscal especial de EEUU, Robert Mueller, denunció que ciudadanos rusos acusados de interferir en las elecciones estadounidenses de 2016 intentaron propagar denuncias de que miembros del Partido Demócrata cometieron fraude, según un documento judicial.
"Comenzando o cerca del verano (boreal) de 2016, los acusados y sus co-conspiradores también empezaron a promover denuncias de fraude electoral por parte del Partido Demócrata a través de personas y grupos estadounidenses ficticios en las redes sociales", señala el texto.
EEUU acusó a 13 ciudadanos y tres entidades rusas de "violar las leyes penales estadounidenses para interferir en las elecciones y los procesos políticos estadounidenses" del 2016.
Rusia rechazó en reiteradas ocasiones las acusaciones de haber intentado influir en las elecciones en el país norteamericano.
Propiedades diplomáticas
Rusia pone en marcha acciones legales por la incautación de sus propiedades diplomáticas en EEUU, declaró el ministro.
"La apropiación ilegal de nuestra propiedad diplomática contradice las convenciones de Viena y todos los principios fundamentales de la Constitución y la sociedad de EEUU de que la propiedad privada es sagrada, este concepto quedó quebrantado y ahora como ya dijimos lanzamos acciones legales en EEUU", dijo.
En diciembre de 2016, la administración de Barack Obama expulsó a 35 diplomáticos rusos y ordenó el cierre de dos mansiones diplomáticas en Centreville, Maryland y Oyster Bay, Nueva York, como represalia por la supuesta interferencia de Moscú en las elecciones presidenciales estadounidenses, acusación que Rusia ha negado en reiteradas ocasiones.
Después de que el Congreso de EEUU aprobó en julio de 2017 un amplio paquete de sanciones contra Rusia, el Ministerio de Exteriores ruso propuso al Departamento de Estado recortar el personal de sus legaciones diplomáticas en el país a 455 personas, acorde a la plantilla que Rusia tiene en territorio estadounidense.
El Ministerio de Exteriores ruso cumplió la petición de Washington pero la calificó de acto hostil y violación del derecho internacional.
Rusia nunca evita los contactos con ninguna fuerza política en la arena internacional, declaró Lavrov.
"Nunca eludimos los contactos con nadie, eso hace muy especial nuestra línea en asuntos internacionales", dijo en una entrevista con el canal televisivo Euronews, preguntado sobre el supuesto apoyo de Moscú a los partidos populistas de ultraderecha e izquierda en Europa.
A modo de ejemplo, el jefe de la diplomacia europea mencionó las situaciones en Siria, Irak, Yemen y Libia, donde, según Lavrov, Rusia ha sido el único país que ha mantenido contacto con todas las fuerzas políticas sin excepción.
En Siria, subrayó, esos contactos ayudaron a avanzar en el callejón sin salida entre el Gobierno y la "oposición irreconciliable".
Francia
Según Lavrov, Rusia considera que esas declaraciones expresan la opinión de una parte considerable de la sociedad francesa, porque el FN goza de un importante apoyo en el país.
Apuntó que una situación similar se observa en otros Estados donde existen partidos políticos cuyos enfoques se parecen a los del FN.
"Cuando sus representantes quieren desarrollar los contactos con nosotros, conocer mejor cómo vivimos, cómo resolvemos los problemas en distintos ámbitos y cómo podemos cooperar, por lo menos, con las regiones que ellos representan, creo que es irresponsable eludir esas conversaciones", dijo el ministro.
Señaló también que cuando los dirigentes políticos europeos y norteamericanos visitan Rusia, casi siempre incluyen en sus agendas encuentros con opositores rusos.
"Nadie pregunta si es correcto o no, (los opositores) forman parte de la sociedad civil y a lo mejor ahora nadie quiere evitar el trabajo con la sociedad civil", agregó.
El mar del Sur de China
En una entrevista con Euronews, denunció que EEUU "intensifica los preparativos militares en el Sureste asiático alegando el problema nuclear de la Península de Corea pero en dimensiones que rebasan los límites de lo necesario para contener la amenaza que los estadounidenses ven en Corea del Norte".
"Evidentemente se hace con miras de consolidar su presencia en el mar del Sur de China en el contexto de las disputas territoriales que China tiene con una serie de países de Asean y que China y sus vecinos intentan resolver de manera pacífica a través de un diálogo directo y sin injerencia alguna", explicó.
Lavrov aseguró que el sistema de defensa antimisiles que EEUU despliega en Rumanía, Polonia y Corea del Sur suscita varias preguntas a Moscú y China.
El presidente de EEUU, Donald Trump, solicitó al Congreso para los gastos militares 700.000 millones de dólares, de los que 6.000 millones se destinarían al sistema antimisiles.
En 2017 Corea del Norte llevó a cabo una quincena de pruebas de misiles balísticos y su sexto ensayo nuclear, pese a las numerosas sanciones por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
A finales de diciembre de 2017 fue aprobada la resolución 2379 que amplió el embargo comercial a Pyongyang y redujo aún más sus oportunidades de financiación desde el extranjero.
Corea del Sur y Estados Unidos reaccionaron a las provocaciones de Pyongyang con la celebración de maniobras militares conjuntas en la región y el despliegue del escudo antimisiles norteamericano THAAD en el territorio surcoreano.
Conflicto en Donbás
El apoyo de EEUU a la línea de sabotaje promovida por Kiev contra la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a los acuerdos de Minsk sería muy lamentable para las relaciones internacionales y la propia Ucrania, declaró el ministro.
"El sabotaje de esta resolución por parte de las autoridades de Kiev no es nuevo, si en particular los colegas estadounidenses apoyan esta línea y socavan las posibilidades de crear una misión de la ONU que protegiese a quienes cumplen los acuerdos de Minsk, esto sería muy lamentable para las relaciones internacionales y para Ucrania", señaló.
"A ellos les conviene el estado de tensión que pudiera mostrar la 'firmeza' con la que Kiev reacciona a las supuestas violaciones periódicas por parte de Donetsk y Lugansk", señaló.
Lavrov recordó que "el Gobierno ucraniano va adelante en el indicador de ausencia de equipamiento (bélico) pesado en los almacenes".
"Esto significa que las armas pesadas son usadas en algún lugar no establecido, y de este modo se mantiene la atmósfera de guerra que necesitan las autoridades de Kiev para satisfacer a los radicales y mantenerse en el poder", argumentó.
En noviembre, el canciller ucraniano, Pavló Klimkin, anunció que Ucrania, EEUU, Alemania y Francia prácticamente terminaron de redactar un borrador conjunto de resolución de la ONU sobre las fuerzas de paz en Donbás, que presupone emplazar un contingente de 20.000 pacificadores internacionales en la región.
Según Kiev, la misión de paz debe desplazarse justo hasta la frontera con Rusia mientras que Moscú insiste en que no se extienda más allá de la línea de separación entre las tropas del Gobierno ucraniano y las milicias de Donbás y que únicamente garantice la seguridad de los observadores de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa).
Desde abril de 2014 Ucrania lleva a cabo una operación contra las milicias en el este de su territorio donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk en respuesta al violento cambio de Gobierno ocurrido en Kiev en febrero del mismo año.
Los Acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y en febrero de 2015, sentaron las bases para una solución política del conflicto pero no han derivado hasta ahora en el cese de las hostilidades.
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Los planes de desplegar en la zona de conflicto en el este de Ucrania una gran fuerza bajo apariencia de cascos azules contradice la resolución de la ONU sobre los acuerdos de Minsk que prevé en primer lugar la protección de los observadores de la OSCE, advirtió el canciller ruso, Serguéi Lavrov, en una entrevista con Euronews.
Según recordó, Moscú presentó ante el Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución "directamente vinculado a los acuerdos de Minsk" para que los observadores de la OSCE tengan la protección de las fuerzas de paz "en todas las zonas (de Donbás) donde trabajen".
"Nuestros socios dijeron que es un paso muy correcto y decidieron ampliar el concepto proponiendo (…) la creación de una gran y potente fuerza bajo la apariencia de una operación de la ONU", dijo Lavrov.
De acuerdo con Lavrov, se trata de hasta 40.000 pacificadores equipados con armas pesadas que tomarían el control de todo el territorio de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk, crearían allí una administración provisional de la ONU y manejarían "todas las cuestiones relacionadas con las elecciones y el estatus especial de Donbás, no a través de un diálogo directo entre Kiev, Donetsk y Lugansk, tal como estipula la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que avaló los acuerdos de Minsk, sino a discreción de esa administración".
La denominada ley de reintegración de Donbás, aprobada en Ucrania, es en realidad una ley de desintegración ya que desafía los Acuerdos de Minsk, declaró Lavrov.
"Esencialmente, es una ley de desintegración; va dirigida contra la lógica de los Acuerdos de Minsk que exigen restablecer un espacio social, político y estatal único a través del diálogo entre las autoridades de Kiev" y Donbás, dijo Lavrov.
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Lavrov subrayó que los Acuerdos de Minsk siguen en vigor desde el punto de vista del derecho internacional.
"Fueron avalados de forma unánime por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo cumplimiento es obligatorio; ninguna ley ucraniana puede estar por encima de una decisión del Consejo de Seguridad de la ONU", enfatizó el canciller.
Lavrov instó a no permitir que "unos radicales entierren los Acuerdos de Minsk".
En enero la Rada Suprema (parlamento ucraniano) aprobó la ley sobre reintegración de Donbás que cataloga ese territorio como "ocupado" y otorga al presidente ucraniano, Petró Poroshenko, el derecho de enviar las Fuerzas Armadas a la región en tiempo de paz para asegurar la soberanía del país aunque las tropas ucranianas ya están presentes allí en el marco de una operación que Kiev califica de "antiterrorista".
El documento también define a Rusia como país "agresor", hecho que Moscú rechazó en repetidas ocasiones al subrayar que no es parte del conflicto interno de Ucrania.